Las Trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Bizkaia, han realizado este 7 de marzo, frente al Ayuntamiento de Bilbao, una rueda de prensa y concentración con el apoyo de los sindicatos ELA, LAB, UGT y USO, para afirmar que como mujeres, como feministas y como trabajadoras, estarán en la calle este 8 de marzo apoyando la huelga feminista.
NOTA DE PRENSA
Las trabajadoras del Servicio a Domicilio queremos transmitir el siguiente mensaje a la sociedad vizcaína:
Como trabajadoras que desempeñamos nuestros trabajado en el ámbito de los cuidados y que, por ser mujeres y trabajar en este sector estamos en precario, mostramos nuestro apoyo a la huelga feminista del 8M y nos comprometemos a ser parte activa en la lucha por una sociedad sin desigualdades de género.
La Ayuda a Domicilio es un sector dedicado al ámbito reproductivo, ámbito despreciado y relegado históricamente por las instituciones y el sistema capitalista-heteropatriarcal al ámbito privado, al margen del sistema laboral formal, y que nos ha asignado a las mujeres este rol.
Las trabajadoras queremos poner en valor el propio servicio y la importancia social del mismo y denunciar los ataques que en forma de recortes vienen dándose durante los últimos años.
Los Ayuntamientos tienen la competencia de la Ayuda a Domicilio pero subcontratan su prestación mediante licitaciones.
En los últimos 6 años, el número de horas de servicio otorgadas por los ayuntamientos ha ido disminuyendo constantemente. Dicho recorte, ha supuesto en algunos municipios un descenso en torno al 30% de horas de servicio.
Ello, ha tenido consecuencias negativas, en el plano asistencial y en el plano laboral.
En relación al plan socio-asistencial:
– Ha supuesto una reducción en el nivel de protección a un colectivo cada vez mayor, toda vez que las horas de servicio son menos; así como una disminución en la calidad del servicio, ya que como consecuencia de la reducción de horas, por cada hora de trabajo se realizan más funciones. Se da, por tanto, una percepción generalizada de que la actual cobertura a las personas que precisan del SAD es insuficiente.
– El servicio, como trabajo de cuidado que es, sigue siendo invisible y no reconocido.
En el plano laboral, hemos sufrido una pérdida de empleo y de derechos laborales año tras año:
– La contratación eventual y parcialidad de los contratos es la política de contratación predilecta de las empresas.
– La flexibilidad de las jornadas hacen inviable una conciliación de la vida y el trabajo efectivo: los cambios de horario continuos y tenemos que tener una disponibilidad casi absoluta.
– En los últimos 7 años hemos perdido más de un 7% de poder adquisitivo, como consecuencia de la congelación salarial.
– Las medidas de Seguridad y Salud son casi inexistentes en un sector con grandes riesgos psicosiales: trabajo en solidario, en muchas ocasiones en domicilio con grandes carencias, falta de ayudas mecánicas para la movilidad, dispersión geográfica de los hogares atenidos, ritmos de trabajo acelerados, elevadas exigencias emocionales derivadas del cuidado de personas que a menudo presentan patologías y que suelen manifestarse mediana agresiones físicas o verbales, gran carga emocional derivada de la atención a personas que sufren un paulatino deterioro de la salud física y mental, etc.
– Y qué decir sobre el acoso por razón de sexo que a diario sufrimos: comentarios con carácter sexual, acercamientos indeseados, tocamientos, abrazos, besos…
Detrás de todo esto, se encuentra un sistema fundamentado en la explotación de las mujeres. Las discriminaciones que por razón de género sufrimos las mujeres no son errores puntuales, sino que son un problema estructural.
Los responsables de esta situación son, junto con las patronales, los Ayuntamientos, los cuales han apostado por devolver al ámbito privado o a la economía sumergida las tareas de cuidados. Sólo así puede explicarse lo que están haciendo con la Ayuda a Domicilio. Y a pesar de esto, con la hipocresía habitual que caracteriza los discursos que se realizan en estas fechas, la declaración institucional realizada por Eudel, con motivo del 8 de marzo dice lo siguiente:
“En la medida en que todos los trabajados son necesarios para el sostenimiento de la vida, tanto los remunerados como os que no lo son, tenemos que sacar del espacio privado todo e trabajo de cuidados que nos toca mayoritariamente a las mujeres; esto significa, que hay que socializar la responsabilidad de trabajo doméstico y de cuidado, y que los hombre así como las instituciones y entidades públicas tienen que asumir responsabilidad directa.”
“El Ayuntamiento….asume la responsabilidad de llevar adelante políticas públicas que garanticen la igualdad real y efectiva. El Ayuntamiento….asume la responsabilidad de poner en el centro de sus políticas las tareas de cuidado”.
Aún así, ayuntamientos vizcaínos, como el reciente caso de Ziérbana, siguen licitando a la baja, adjudicando la prestación del servicio a empresas con un precio/hora que ni siquiera es suficiente para pagar el actual convenio, y mucho menos, para mejorar las condiciones de las plantillas.
Además, en los escasos ayuntamientos en los que el precio hora se ha incrementado, como es el caso de Portugalete, esta subida no ha repercutido para nada en las trabajadoras, dándose únicamente el aumento de los beneficios empresariales.
Llevamos años padeciendo recortes y dos años de conflicto reclamando precisamente esto que las instituciones proclaman. ¡Las trabajadoras de la Ayuda a Domicilio estamos indignadas! Frente a sus palabras, nosotras ponemos encima de la mesa hechos y realidades concretas, que ponen de manifiesto lo contrario. Las trabajadoras del sector exigimos a los Ayuntamientos que cumplan con lo que dicen.
Por todo ello, mañana, 8 de marzo de 2019, las trabajadoras de la Ayuda a Domicilio, como mujeres, como feministas y como trabajadoras, estaremos en la calle en defensa de un cambio real.