Por: Laura Fontalba
En octubre del 2017, las trabajadoras de residencias de Bizkaia pusieron fin a una huelga de más de 370 días con el logro de firmar un «convenio con contenidos históricos para el sector». Aquella lucha, apoyada por las propias trabajadoras, el sindicato ELA, la socialización del conflicto y la participación de diferentes colectivos como el feminista u otros movimientos sociales, supuso un hito porque se vivieron verdaderos cambios personales, colectivos y de empoderamiento feminista. Fue entonces cuando se implantó el debate por el conflicto entre capital y vida.
En aquel entonces, se consiguieron mejoras en las condiciones materiales de las trabajadores: 35 horas semanales de jornada, un incremente de 140 euros en los salarios, 100% en caso de baja por accidente y enfermedad laboral, y el cumplimiento del Convenio.
Actualmente, se enfrentan a la negociación del nuevo convenio de Residencias de Bizkaia del 2021, en el que quieren añadir no sólo condiciones materiales sino reivindicaciones sociales innovadoras. Desde el sindicato ELA han expuesto su compromiso en «incidir en el cambio de modelo de sociedad, hacia un modelo social feminista, que ponga las
vidas y los cuidados en el centro».
Entre las peticiones que plantean para su nuevo convenio, algunas de ellas se relacionan con lo siguiente. Respecto a los salarios, exigen equiparación salarial al Instituto Foral de Asistencia Social y el pago mínimo en domingos de 5 euros la hora. En materia de empleo, jornada completa para todas las trabajadoras, contrato indefinido para el 95% de la plantilla y sustituciones por bajas, licencias, excedencias, etc. desde el primer día. En lo que refiere a salud laboral, exigen que las mutuas funcionen con un control común por la Seguridad Social o que, en situación de baja, se siga recibiendo el 100% del salario. Respecto a los descansos, festivos o permisos, solicitan que se garanticen los descansos semanales de 48 horas ininterrumpidas, así como el descanso de 10 minutos en jornadas continuadas inferiores a 4 horas y media. Además, que cada festivo trabajado permita un día de descanso y que se incluya el 6 de enero como festividad. Finalmente, exigen el aumento de los ratios, la disminución de la carga de trabajo y la dignificación de los cuidados.