En el marco de este 20 de junio, Día Internacional de las Personas Refugiadas, y con el objetivo de recordar a las víctimas de los conflictos olvidados. Personas que llegan a Europa huyendo de guerras y conflictos que nadie, ni los medios de comunicación, recuerdan y es una de las principales causas de las migraciones forzosas. Cientos de personas han marchado desde la plaza del Teatro Arriaga en Bilbao hasta la céntrica plaza elíptica, en una movilización organizada por CEAR-Esukadi, Ongi Etorri Errefuxiatuak, Amnistía Internacional, Harresiak Apurtuz y SOS Arrazakeria.
Estas personas, se han visto obligadas a dejar atrás su casa y, en muchos casos, familia, para emprender un viaje muy peligroso. Huyen porque sus hogares y su forma de vida han sido destruidos. Sólo buscan una oportunidad para sobrevivir con una vida digna y segura. ¿No harías tú lo mismo?
En lugar de tenderles la mano, las instituciones europeas aprueban políticas para impedir su llegada a nuestras fronteras, o les dificulta el acceso a los sistemas de acogida o a la reagrupación familiar. No podemos consentirlo.
COMUNICADO
SOBREVIVIR NO ES ILEGAL
Desde hace algunos años vemos con preocupación cómo se han ido endureciendo las políticas europeas para impedir la llegada o el tránsito de las personas refugiadas que llegan a nuestras fronteras, sin tener en cuenta su bienestar, sus derechos o la legalidad internacional.
Con frecuencia se olvida que hablamos de personas que se han visto obligadas a dejar atrás su casa para emprender una peligrosa travesía que puede llegar a costarles la vida. Huyen porque sus hogares han sido destruidos en guerras y conflictos armados, una de las principales causas de estas migraciones masivas.
Las y los supervivientes que llegan hasta nuestras fronteras solo buscan una oportunidad para recuperar una vida digna y segura, lejos de la destrucción de sus países de origen. Sin embargo, también en suelo europeo se encuentran con obstáculos, y a menudo sufren el rechazo de los estados que deberían garantizarles una acogida digna.
Somos testigos de las dificultades que las personas refugiadas deben superar en nuestra sociedad, algunas relacionadas con los trámites administrativos: las colas, los plazos, la falta de plazas, la burocracia… otras debido al idioma y otras en relación con los prejuicios y miedos de nuestra sociedad. Hoy reivindicamos su derecho de ciudadanía, ponemos en valor su presencia y su aporte en nuestro entorno, y apelamos a la capacidad de acogida de nuestra sociedad.
También hoy queremos hacer una mención especial a las víctimas de los conflictos olvidados, que apenas aparecen en los medios de comunicación y que nadie parece recordar: Yemen, Mali, Sudán…y tantos otros. Conflictos donde se hiere y se mata con armas europeas, fabricadas en nuestras industrias y embarcadas desde nuestros puertos. Recordemos que las granadas de mortero que se fabrican en el corazón de Euskadi y que se venden a Arabia Saudí, son las mismas que convierten a las personas yemeníes en refugiadas que llegan a Europa buscando protección ante una guerra de la que nadie les defiende.
Estas personas han visto cómo se les arrebataba la vida que conocían, y cómo tenían que enfrentarse a violaciones de sus derechos que nunca habrían imaginado por el único motivo de querer sobrevivir. Vienen huyendo de conflictos olvidados, pero se encuentran con más olvido cuando llegan a su destino. Un destino que los deshumaniza con unas esperas y unos trámites que les mantienen durante meses sin acceder al sistema de acogida.
¿Qué más tiene que suceder para que se respeten sus derechos?
Las entidades firmantes exigimos al gobierno español:
– Que cumpla con sus obligaciones en materia de asilo.
– Que se detenga el tráfico de armas a países que violan los DDHH, como Arabia Saudí, que nos hace cómplices de sus guerras.
– Que desde las instituciones modifiquen sus políticas de acogida y se garantice a las personas refugiadas el apoyo que les corresponde, según el derecho internacional.
– Que las autoridades ofrezcan vías de tránsito legales y seguras para las personas migrantes.
No dejemos que sus tragedias caigan en el olvido.