Por Laura Fontalba
La asamblea de Txirbilenea y Emakume Migratu Feministak Sociosanitarias han denunciado que la resolución del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sestao respecto al futuro de Txirbilenea representa «abuso de poder y racismo».
Los últimos 13 años, Txirbilenea ha servido como un «espacio seguro» en el que atender a la situación social y cultural de las vecinas y vecinos del barrio, así como del resto del pueblo. Una situación que ha sido continuamente ignorada por las instituciones. Bajo ese pretexto, gracias a la autogestión, en Txirbilenea, trabajadores y trabajadoras encontraban un lugar libre para hablar y socializar sobre conflictos laborales. La juventud del pueblo encontraba un espacio en el que crear su propia cultura, decidir desde la autogestión y la autonomía, y materializar sus propuestas, intereses e inquietudes —lejos de «condiciones burocráticas» y de las «limitadas y decadentes» ofertas culturales—. Las disidencias heteronormativas encontraban un lugar en el que «resistir y crear». Y vecinas mujeres migradas trabajadoras internas, un espacio en el que «romper silencios, organizarse, vivir y festejar».
«Entendemos que no damos la imagen que el ayuntamiento y su secuaces quieren vender a Europa (…) Somos un barrio que, aunque se empeñen, no encaja en los macro planes turísticos», han explicado y denunciado: «Ahora, al Ayuntamiento le urge gastar 3 millones de euros de fondos europeos para (nos dice) arreglar cubierta y fachada de la antigua escuela de aprendices de A.H.V. y ese es su pretexto para intentar liquidar por lo bajito 13 años de trabajo, autogestión y lucha».
A principios de 2024, de la mano de Emakume Migratu Feministak, pusieron también en marcha un proyecto de viviendas comunitarias. Mujeres y familias en situación administrativa irregular, por necesidad apremiante o racismo inmobiliario comenzaron a encontrar en Txirbilenea un lugar en el que «descansar o vivir de forma temporal», respondiendo así a su «necesidad habitacional de emergencia». A lo largo de estos meses, han tratado de dialogar con el Ayuntamiento para formalizar y solicitar su posibilidad de empadronamiento, pero la única respuesta recibida ha sido enviar continuamente a la policía municipal para identificarlas.
A pesar de los conflictos, desde la propia asamblea de Txirbilenea han manifestado que seguirán «dando voz» a lo que consideran que es urgente para su barrio. En consonancia con ello, conjuntamente a Emakume Migratu Feministak han expuesto varias premisas. En primer lugar, aceptarán que el Ayuntamiento de Sestao lleve a cabo las mejoras propuestas para el edificio, pero con todas ellas dentro. «Basta de crear coladeros de dinero público en proyectos que terminan siendo un sótano oscuro, donde van a parar las y los parados del pueblo, antros de Behargintza o chiringuitos como la Fundación de Trabajadores de la Siderurgia Integral (FTSI), nuestros vecinos privilegiados de las plantas superiores a los que el ayuntamiento ya ha realojado en otro local en el Grupo La Paz», han denunciado.
Respecto a la problemática de la vivienda, que trataban de subsanar mediante el proyecto de viviendas comunitarias, han exigido que se dicte un decreto de alcaldía en el que Sestao «quede libre del abuso y el racismo inmobiliario», rechazando la venta de padrones, y la especulación y el abuso en subarriendos y alquiler de habitaciones, pues se trata de un «derecho esencial» que debería ser «asequible y gratuito». «Si se opta por fijar alquileres sociales, esto no debería de representar más del 30% de los ingresos de la unidad familiar», manifestaron.
En tercer lugar, han exigido que el Ayuntamiento cree un censo de todas las trabajadoras internas del municipio que cuidan a personas dependientes, a fin de terminar con la situación en la que personas o familiares que cobran la prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a personas cuidadoras no profesionales dejen de utilizarla para la contratación de mujeres migrantes en régimen de internas, que ni siquiera pueden acceder a dicha prestación por carecer de la ciudadanía.
Sumado a ello, que la administración local verifique que dichas trabajadoras estén empadronadas en el domicilio en el que viven y trabajan; contabilice los cobros regulares de los familiares contratantes; y equipare a efectos de padrón «el ingreso en cuenta o cobro a la trabajadora y posterior ingreso, así como cualquier otra información que acredite ese cobro como prueba de relación salarial». Y, finalmente, han demandado que, a efectos del padrón, «se regularice la relación contractual con las correspondientes contrataciones a efectos de legalización contractual y a efectos de seguridad social».
«Hay un lugar en el barrio que solo depende de su propio trabajo, donde nuestras vecinas han podido sentarse, festejar, juntarse y encontrarse. (…) Ese lugar ha sido, es y será Txirbilenea», han sentenciado.
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