Por Laura Fontalba
El pasado 30 de noviembre, se hizo pública la sentencia del caso de Silvia. Una mujer migrante que fue detenida irregularmente en la puerta de un supermercado de Getxo tras defender a una persona sin hogar que estaba siendo acosada por la policía.
Desde el 28 de septiembre, SOS Racismo Bizkaia lanzó una serie de movilizaciones en defensa de Silvia, quien, tras su detención, fue llevada a comisaría y agredida injustificadamente por la policía, tal y como las cámaras de la comisaria grabaron y demostraron. Sin embargo, no dar esta prueba por válida y segur con el proceso judicial, con encubrimientos y falsos testimonios, llevó a la organización a realizar concentraciones y manifestaciones para mostrar su apoyo hacia Silvia y exigir su puesta en libertad. Movilizaciones que han estado encabezadas con el lema: «Silvia, no estás sola».
Recientemente, SOS Racismo Bizkaia ha aplaudido que, todo este proceso, ha servido para dar un paso «en el reconocimiento de la violencia policial —de carácter racista y machista—», pues, la sentencia ha acordado condenar a seis meses de prisión al ertzaina que propinó varios puñetazos a Silvia y, además, la Sección Primera de la Audiencia de Bizkaia le impuso el pago de una multa de 900 euros y una indemnización a Silvia de 12.400 euros. «Seguro esta sentencia no logra recuperar el daño, la impunidad, el abuso de poder, la desigualdad que ha sufrido, pero es un pequeño paso», ha celebrado la organización. Aunque también han destacado que a Silvia se le ha impuesto una multa de cerca de 540 euros por «desobediencia a agentes de la autoridad». Una multa injusta para la organización, pues el caso arrastra una larga trayectoria de cinco años en los que se han dado falta de investigaciones, encubrimientos y falsos testimonios, revictimización, una petición de condena de 7 años y multas por parte del Gobierno Vasco, así como un gran desgaste emocional.
«Ella representa la valentía, pero también muestra la difícil realidad del por qué muchas personas se quedan sin denunciar el racismo policial; el desgaste emocional, el tiempo, la exposición, la criminalización y, sobre todo, luchar contra la Institución no es fácil», aseguraba la organización, que, tras un largo proceso de defensa y acompañamiento ha aplaudido la valentía, el coraje y la decisión firme de Silvia.
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