La mañana de ayer 8 de marzo, decenas de mujeres* realizaron una acción a la altura del Puente Colgante de Portugalete, lugar escogido por ser un lugar estratégico de paso de trabajadoras de hogar y de cuidados de la margen izquierda a la derecha. Con esta iniciativa, que surge desde el eje de cuidados de Bizkaia de la Huelga Feminista 8M “NosotrasParamos/EmakumeokPlanto”, han querido visibilizar sus trabajos, denunciar sus condiciones laborales y recoger sus luchas y reivindicaciones.
Remarcan que el objetivo primordial de este eje es visibilizar todos los trabajos de cuidados que sostenemos las mujeres cotidianamente, de forma remunerada o no, y hacer presentes a todas las mujeres que, más allá de su voluntad, no han podido ejercer su derecho a huelga. También a aquellas que, por diferentes causas, han sido olvidadas en propuestas de huelgas tradicionales.
GREBA HAU GUREA DELAKO, GUK ERE PLANTO!!
COMUNICADO
El año pasado mujeres* de más de 70 países convocaron una huelga internacional de mujeres* ante un mundo que sigue generando múltiples formas de violencia y desigualdad para las mujeres*.
Este 8 de marzo, el movimiento feminista de Euskal Herria queremos unirnos al grito de NOSOTRAS PARAMOS, para denunciar este sistema capitalista, racista y heteropatriarcal que nos somete y aplasta. Este día será un punto de partida en un camino mucho más largo, en el que iremos tejiendo nuevas alianzas, encontrándonos y reconociéndonos, repensando nuestras luchas, construyendo nuevas resistencias, desconectándonos de un mundo que nos desecha, para generar una alternativa feminista.
Este sistema sigue generando una división sexual de los trabajos, invisibilizando y minusvalorando aquéllos que tienen que ver tanto con profesiones feminizadas, como con la sostenibilidad y el cuidado de la vida (la crianza, la educación, la agricultura de subsistencia, la atención de personas con dependencia, las redes de apoyo mutuo, el sostén afectivo…). Este sistema no valora por igual los empleos de las mujeres* (en Hego Eskal Herria nosotras cobramos de media 7.680€ menos al año que los hombres), reproduce la precariedad de los trabajos feminizados, e invisibiliza todos aquellos trabajos de cuidados (del ámbito doméstico y de cuidado de otras personas) que se realizan mayoritariamente de manera gratuita por las mujeres*, y principalmente por las migrantes. El 87% de trabajadoras de hogar son extranjeras, el 46% de ellas trabaja en régimen interno y más de un tercio carece de contrato laboral. Este sistema continúa dificultando nuestra autonomía económica, condenándonos a sueldos secundarios a través de contratos temporales y parciales (el 76,3% de jornadas parciales están ocupadas por mujeres*, y el 27,6% de mujeres* tiene un contrato temporal), pero introduciéndonos al mismo tiempo en una espiral perversa que imposibilita la conciliación con nuestra vida personal, social y política. Este sistema ejerce violencia económica contra nosotras.
Es en este contexto de desigualdad estructural y sistemática donde cada día vemos cómo las múltiples violencias que nos atraviesan (sexista, racista, capitalista y clasista) se intersectan y se reproducen. No hay día en el que no escuchemos de un nuevo asesinato, agresión sexual, acoso… Mientras, los medios de comunicación nos distraen con nuevos modelos de consumo que nos animan a olvidar y gastar, pero no de cualquier modo, sino utilizando la imagen de las mujeres* como objeto sexual y reproduciendo estereotipos sexistas sistemáticamente. Y mientras, en las escuelas sigue imperando un modelo educativo patriarcal y androcéntrico, que ignora los aportes históricos de las mujeres*, prima materias y contenidos que responden a lógicas de mercado, y perpetúa los roles de género al no cuestionarlos.
Por tanto, las mujeres, lesbianas, trans, migrantes en toda nuestra diversidad NOS PLANTAMOS! Y convocamos una huelga feminista el 8 de marzo, para decir que NO, que ya no más, que basta ya, que estamos hartas de tanta palabrería y tan poca acción, que no nos sirven más discursos vacíos:
– Queremos transformar la economía. Apostamos por cuestionar el modelo económico actual desde sus bases, y por construir una economía feminista que ponga en el centro la vida de las personas y de la tierra, en lugar de los mercados. Queremos un reparto justo e igualitario del empleo y de los trabajos de cuidado, y exigimos que dejen de privatizarse los bienes comunes.
– Queremos replantear todo el modelo social y económico actual. No estamos dispuestas a seguir participando de un sistema que explota la naturaleza y a las mujeres*, que nos empobrece y nos despoja de recursos con los que desarrollar nuestra vida y nuestra autonomía.
– Queremos romper con la división sexual de todos los trabajos, y que todas las personas e instituciones públicas asuman sus responsabilidades en la gestión de los cuidados.
– Denunciamos el continuo y creciente endurecimiento de la Ley de Extranjería, las políticas de migración y los recortes en políticas sociales, que afectan de manera más grave a las mujeres*.
– Queremos romper con el actual pensamiento racista y colonial que demoniza las diferencias y establece jerarquías. Apostamos por reivindicar la diversidad como un bien común, y reconocernos diversas en igualdad de condiciones.
– Queremos una participación igualitaria en los espacios de toma de decisión política y económica; espacios que no sólo incorporen una mirada feminista, sino que apuesten por una mirada interseccional que contemple las diferencias que nos atraviesan según la procedencia, la clase, la edad, la etnia, la diversidad funcional, la orientación sexual y la identidad de género.
– Queremos una vida libre de todo tipo de violencias, y exigimos que se reconozca nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestro territorio.
Proponemos una huelga feminista que desborde: nuestras reivindicaciones van más allá del empleo, porque queremos replantear el propio concepto de trabajo, y apostar por un paro de cuidados y de consumo que cuestione el actual modelo neoliberal depredador, racista y colonial. El conflicto laboral y social que vivimos nunca se va a resolver si no miramos también a la esfera reproductiva. Queremos reconfigurar el escenario de las mujeres* en las calles, las casas, en sus lugares de trabajo y en el espacio íntimo. Una lucha que atraviesa lo laboral, lo político, lo vital y lo económico. Ésta no es una huelga únicamente defensiva: ¡salimos con propuestas políticas para cambiarlo todo!
Por ello, este 8 de marzo, llamamos a la huelga de empleo, de estudiantes, de cuidado y de consumo. Llamamos a las mujeres* a parar en los centros educativos y de trabajo, y a participar en las principales movilizaciones, a las 12:00 y a las 20:00. Llamamos a las mujeres* a no cuidar y no realizar tareas reproductivas, y a ponerse un brazalete morado y colgar los delantales en balcones y ventanas en señal de huelga. Llamamos a no consumir, especialmente en grandes empresas y superficies que simbolizan la explotación laboral y de recursos, y a revelarse contra los mandatos consumistas.
Será una huelga internacional. No será una huelga clásica, sino que se complementará con acciones que diseñaremos pueblo a pueblo, combinando la movilización con otras acciones de reivindicación. Llamamos a la huelga feminista en Euskal Herria desde nuestra diversidad: la de nuestros cuerpos, nuestras vivencias, nuestra forma de expresarnos y nuestra forma de estar en el mundo, porque sabemos que estamos atravesadas por desigualdades y precariedades que nos sitúan en lugares muy diversos frente al patriarcado, el trabajo asalariado, los cuidados, el consumo, y el ejercicio de nuestros derechos.
¿Y si nos paramos? ¿Y si dejamos de hacer todo aquello que hacemos? Este 8 de marzo, lo veremos.
*Utilizamos la categoría ‘mujer’, ya que es válida para la articulación política de cara a la huelga feminista del 8 de marzo, aunque, por encima del sistema binario de género, nos reconocemos diversas en nuestros cuerpos, trayectorias, vivencias, capacidades e identidades (bolleras, trans…).