En un mundo donde la idealización, los mitos y creencias han vaciado de sentido palabras como amor, relación, libertad o cuidado, es fundamental posibilitar espacios de reflexión y diálogo en los que profundizar sobre los significados que toman estas palabras en nuestras propias vidas y los efectos que tienen.
El amor se aprende a través de nuestra socialización de forma diferenciada para hombres y para mujeres, perpetuando unas relaciones de desigualdad que nos impiden avanzar hacia la transformación social.
Para entender lo que está ocurriendo con la violencia patriarcal y poder generar contextos de equidad y justicia social, es imprescindible introducir la perspectiva feminista en nuestra forma de mirar el amor y las relaciones.
Esto y muchos temas más es lo que se puso sobre la mesa este pasado viernes 26 y sábado 27 de octubre en la sede de Ecuador-Etxea en Bilbao, a través del taller de “Polifonía Amorosa. Repensando el amor y las relaciones”, gracias a la inestimable labor de su dinamizadora, Laura Latorre Hernando, diplomada en Educación Social, especializada en la intervención socio-educativa con colectivos que atraviesan situaciones de dificultad social, diplomada en Terapia Narrativa y autora del libro “Polifonía Amorosa”.
Sobre el taller “Polifonía Amorosa. Repensando el amor y las relaciones”:
Con este taller se analizaron los modelos sociales que se proponen como normalizados, naturales y universales en el contexto heteropatriarcal y capitalista en que habitamos, para de esta forma poder nombrar la violencia “invisible” que se adentra en nuestras relaciones, sexualidades y cuerpos.
Existen muchos mitos, deberías y normas sutiles (y no tanto) sobre cómo hay que vivir el amor y la libertad en los mandatos patriarcales, pero también en los mandatos de nuestras identidades preferidas (aquellas que elegimos y en las que nos sentimos cómodas), haciendo que la experiencia amorosa esté plagada de historias únicas y totalizadoras.
Por ese motivo, el propósito de este taller no fue teorizar, hacer generalizaciones o abstracciones, ni generar nuevos dogmas, sino más bien pensar y conversar colectivamente sobre nuestros deseos, dolores, miedos y contradicciones, visibilizar las grietas que nos atraviesan y poder salir del asfixiante discurso del deber ser. La idea fue construir tramas que desafíen la “normalización” y que nos permitan deshacernos de nuestros guardianes internos y del control permanente de unas sobre otras.
Es decir, abrir puertas que nos permitan migrar hacia otras formas posibles de vivir el amor y de relacionarnos explorando prácticas más libres.