Por Laura Fontalba
La semana pasada, la Comisión de Transporte de Ekologistak Martxan Bizkaia presentó el informe El impacto del turismo en el modelo de desarrollo de Bilbao: Pisos turísticos y cuartos vacacionales, para analizar el impacto de la turistificación en Bilbao en el periodo 2016-2023; y hasta abril de 2024 en el caso de los pisos turísticos.
El informe centra los datos en las cuatro zonas tensionadas en las que se ubican el 67,1% de los pisos turísticos de Bilbao: Zona 1, Abando e Indautxu; Zona 2, Casco Viejo, Iturralde, Soloketxe y Atxuri; Zona 3, S. Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala; y Zona 4, Matiko y Castaños.
Aunque los datos obtenidos no sugieren que haya gentrificación, sí aseguran una «pérdida de calidad de vida», que afecta mayoritariamente a jóvenes, inmigrantes, estudiantes y mujeres en situaciones vulnerables. Principalmente por dos motivos. Por un lado, la reducción de la oferta de pisos con alquileres accesibles; y, por otro lado, la expulsión de los inquilinos a cuenta de los nuevos precios. De hecho, por medio del informe aseguran que en aquellas zonas en las que el parque de viviendas en alquiler es muy alto, se produce «una expulsión de los inquilinos con rentas más bajas porque no pueden hacer frente al nuevo escenario». Esta situación se da, sobre todo, en el Casco Viejo, con un 24,1% de los casos; o en San Francisco, con un 32,2% de los casos.
Desde la asociación ecologista creen que uno de los principales problemas radica en no tener en cuenta la «capacidad de carga» de la ciudad. «En estos momentos nos encontramos con una sobrecarga turística que surge cuando la demanda supera la capacidad de un destino para gestionar afluencias masivas», aseguran. Consecuentemente, peligran la sostenibilidad y autenticidad de los destinos; tal y como ocurre con el Plan de Acción de Turismo 2018-2025 (Diputación Foral de Bizkaia) en el que consideran que «no hay ninguna reflexión o medida tomada en la que se evalúe el impacto que genera dicho modelo y si se analiza la propuesta desde un punto de vista puramente economicista, es más de lo mismo».
Gracias a estos datos, desde la asociación concluyen que la única solución al impacto de la turistificación es recuperar «la función social de la vivienda», para que esta vuelva a ser una necesidad básica cubierta. Asimismo, recuerdan que si se quiere evitar un estallido de la «burbuja turística», se debe calcular la capacidad de carga de cada ciudad, eliminar progresivamente los pisos turísticos y volver a «los modelos clásicos de alojamiento».