Por Bilboko Langile Autodefentsa Sarea
Varios miembros que hoy en día participamos en diferentes espacios políticos, estamos imputados por un conflicto laboral que el colectivo Bilboko LAS llevó a cabo en el barrio bilbaíno de Uribarri a finales del 2020. Dicha red de autodefensa inició una campaña en contra de los abusos laborales de una empresa de limpiezas, insertada en su objetivo de promover la auto-organización de las trabajadoras y mejorar las condiciones vitales de la clase trabajadora. Dada la situación que describiremos a continuación, lanzamos una dinámica con los siguientes objetivos:
– Denunciar el caso represivo derivado de un conflicto laboral que el colectivo Bilboko LAS llevó a cabo.
– Hacer frente a los costes represivos sobre las personas encausadas.
A finales del mes de noviembre, a raíz de la denuncia de una trabajadora migrada, sin contrato y en situación de máxima vulnerabilidad, se inició un conflicto laboral en la empresa. Este negocio mantiene aún hoy en día a numerosas trabajadoras en condiciones de semi-esclavitud. Para iniciar dicho conflicto, como en otras ocasiones, se realizaron varias peticiones legítimas al dueño. Después se visibilizaron los sistemáticos abusos de la empresa realizando movilizaciones en apoyo a la trabajadora, difundiendo el caso, organizando mesas informativas en el barrio, etc.
Tras varios meses de conflicto y a raíz de la denuncia que había realizado el dueño, llegaron los primeros golpes represivos por parte de la Ertzaintza. Se dio un gran despliegue policial en una de las movilizaciones frente al establecimiento que culminó con varias identificaciones por hechos como hablar por un megáfono o repartir panfletos. Posteriormente varias compañeras recibieron citaciones judiciales por haber realizado entrevistas en medios de comunicación o haber llamado a las movilizaciones públicas. Semanas más tarde la Policía Española detuvo a seis personas en sus propias casas, incluida la trabajadora.
Finalmente, la Fiscalía y la acusación particular han realizado una petición por el delito de «Coacciones Continuadas» que asciende 2 años y 9 meses de prisión a cada uno de los 7 acusados, más de 19 años en total, y una multa de 82.000 euros. Recientemente se ha procedido al embargo de las cuentas corrientes y parte de las nóminas mensuales de las acusadas.
Sin embargo, el nuestro no es un caso aislado, la clase trabajadora está siendo sistemáticamente atacada, vivimos acostumbrados a una creciente incertidumbre y a constantes injusticias. La respuesta a la crisis capitalista actual, dirigida por las élites económicas y gestionada mediante las instituciones estatales, a través de partidos políticos, sindicatos profesionalizados y medios de comunicación, nos deja en situación de indefensión.
Son distintas las formas de represión a las que nos vemos sometidas: pérdida de derechos y libertades civiles, aumento de la inversión en control social, recortes en servicios públicos, despidos, ERTEs, desalojos, desahucios, ley mordaza, etc. Las cuales dejan al descubierto la verdadera cara del sistema capitalista. En este contexto, la clase trabajadora y en especial el proletariado, se ve afectada y aun en mayor medida son golpeados ciertos sectores, como las mujeres trabajadoras y las personas migradas. Mientras tanto, vemos como nuestras condiciones de vida siguen empeorando en pos de continuar enriqueciendo a los grandes capitales. Cualquier medida «social», es mero maquillaje ante tanta miseria.
Somos conscientes de que la represión política es el aparato coercitivo que aplica el estado para garantizar los intereses de la burguesía frente a las organizaciones que cuestionan su poder hegemónico. Los mecanismos represivos, tales como multas, identificaciones, vigilancia, controles, detenciones e incluso penas de cárcel, se han fortalecido en los últimos años de la mano de una deriva autoritaria del estado, pero tenemos claro que no son elementos nuevos en la sociedad capitalista.
Queda bien reflejado que la represión es un arma indispensable para perpetuar el poder de la clase dirigente, debilitar y criminalizar las luchas. Mientras tanto, se ocultan las verdaderas acciones violentas como las que de manera impune pone en práctica esta empresa, imponiendo a las trabajadoras semejantes condiciones de vida. Todo ello gracias al aparato policial que sirve exclusivamente a los intereses de la burguesía, utilizando todos sus medios para reprimir las expresiones de lucha que visibilizan los atropellos que cometen. Nos encontramos una vez más, ante un ataque a la clase trabajadora por organizar respuestas solidarias con aquellas personas que se encuentran aisladas y empobrecidas por este sistema. Se está reprimiendo el derecho legítimo de defendernos ante los ataques de la patronal.
Es necesario revertir esta situación, aumentar nuestras fuerzas y capacidades, para luchar contra la represión y organizar la solidaridad de clase.
BORROKA KLASE OSOARENA DELAKO, KORAPILOA ASKATU.