Por: Laura Fontalba
Hosteleros y hosteleras de Barakaldo se han concentrado hoy a las 11 de la mañana en la Herriko Plaza con carteles en los que se podían leer frases como: «más ayudas, menos sogas al cuello», para exigir ayudas directas y defender sus empleos.
Han denunciado que, con motivo de las nuevas restricciones implantadas a raíz de la Covid-19, el sector de la hostelería se ha cerrado «de mala manera y de un día para otro», con la consecuente pérdida de pedidos o alimentos recién comprados que terminarán siendo un desperdicio, sobre todo para aquellos bares que emplean alimentos perecederos.
Txarly, propietario del bar Sugoi en representación del sector hostelero de Barakaldo, ha explicado que los medios de comunicación han informado sobre el nuevo programa de ayudas a la hostelería vasca, que oscilarán entre los 3.000 y los 4.000 euros y estarán dirigidas a autónomos, micro y pequeñas empresas con el objetivo de «mantener la actividad». No obstante, ha denunciado que no tienen ninguna garantía de que sea cierto, puesto que incluso las ayudas que se repartieron durante la primera ola de Covid llegaron tarde y fueron de muy difícil acceso. Si bien es cierto que desde el Ayuntamiento de Barakaldo también se ofrecieron ayudas municipales, estas fueron «irrisorias», pues sólo alcanzaban los 100 euros.
Asimismo, Txarly ha denunciado la desinformación que rodea la obligatoriedad de cierre, pues aún no se les ha informado de qué ocurrirá con los pagos a la Seguridad Social, autónomos o empleados; también se mantiene la incertidumbre en torno a los ERTEs por no saber qué tipo se les podrá aplicar. De hecho, el Gobierno ni siquiera se ha encargado de legislar los alquileres.
Es cierto que todo el sector cuenta con la posibilidad de servir comida y bebida para llevar, pero las y los hosteleros tildan esta ayuda de «trampa», pues sólo se ha realizado con el fin de que muchos negocios no cierren, sin pensar que no es posible cubrir todos los gastos por medio de este servicio, y, además, al mantener los bares abiertos, perdiendo la posibilidad de ERTE.
Los hoteleros se han mostrado preocupados ante este segundo golpe porque opinan que, si ya en la primera oleada muchos locales se vieron obligados a cerrar, este traerá muchos cierres más. Han señalado que son un pilar esencial en un país que no está tan industrializado, pues desde finales de los años 80 se ha ido derivando todo al sector servicios. Y, ahora, dada la situación, aseguran ser un sector que lo tiene muy complicado. «Los bares de barrio son los que peor están y los que van a seguir cayendo», ha asegurado Txarly.