Por Laura Fontalba
Ayer, el Movimiento de Pensionistas celebró su sexto aniversario con su habitual concentración ante el Ayuntamiento de Bilbao y un posterior «pintxopote» en los tinglados del Arenal. «Vamos a celebrar lo conseguido, lo que falta lo lograremos», aseguró Andrea Uña desde el Ayuntamiento, quien, junto a Jon Fano, da voz cada lunes al movimiento.
Una convocatoria vía WhatsApp fue la responsable de que, seis años después, pensionistas de toda Euskal Herria continúen saliendo a las calles para denunciar el «maltrato» que viven a causa de los continuos recortes en sus pensiones: «Hemos llegado para quedarnos, para celebrar lo conseguido y para, sobre todo, conseguir lo que nos falta: una pensión mínima de 1080 euros en 14 pagas».
Durante la concentración, reservaron un espacio para recordar a todos y todas las pensionistas que les han ido dejando estos últimos años, como Miren Argiñe, hace unas semanas, Emilio, Koldo, Isidro, José, Joseba, Martín o Felipe, quienes, como muchos otros, «han caído con las botas puestas y el puño en alto».
Del mismo modo, recordaron y agradecieron la lucha de todas aquellas mujeres que aportan más del 50% de su presencia en las calles, pero que, por problemas de salud, por el frio o porque los cuidados se lo impiden no siempre pueden asistir a las concentraciones. Así como a todas aquellas viudas que hacen «malabarismos» con sus pensiones; y a todas aquellas mujeres que siempre lucharon «en la retaguardia» apoyando a sus compañeros en las luchas obreras.
En definitiva, ayer, el sexto aniversario del movimiento se convirtió en una oportunidad para recordar, agradecer y advertir que la lucha sigue y seguirá activa. «Llevamos 275 lunes, haga frío o sol, habiendo creado un movimiento social referente en la lucha por las pensiones», celebró Andrea quien quiso regalar este poema a todo el movimiento:
«Hay hombres que luchan un día y son buenos; hay otros que luchan un año y son mejores; hay quienes luchan muchos años y son muy buenos; pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles»
Bertolt Brecht
