Por Laura Fontalba
Las trabajadoras del SAD de Bizkaia se han manifestado esta mañana en Bilbao para mostrar su rechazo al preacuerdo propuesto por la patronal, CCOO y UGT, y exigir unas condiciones de trabajado y salario dignas.
Las trabajadoras han explicado que el acuerdo plantea una subida del salario del 2,5%, mientras que el IPC de este año aplicable ha sido de un 5,8%; y han lamentado que en Bizkaia no exista una claúsula de revisión anual del IPC como la que existe en otras comunidades, pues, de ser así, al aplicar a un salario de 1.608€ brutos el IPC acumulado estos años, deberían ganar 336,07€ más al mes.
Asimismo, han denunciado que, mientras sus salarios llevan congelados desde el año 2015, Ayuntamientos y Mancomunidades han estado aumentando la partida presupuestaria para el Servicio de Ayuda a Domicilio, que está externalizado y gestionado por empresas privadas. «No se han preocupado de nuestra salud laboral, ni de enfermedades profesionales, ni de nuestra disponibilidad (de 6h a 22h), ni del tiempo perdido en desplazamientos…, ¿por qué nadie se preocupa de agrupar nuestros servicios?», se preguntan.
Las trabajadoras han explicado que empresas como Urgatzi, Sacyr, Lagunduz y Astertzen, entre otras, han estado aumentando sus beneficios a través del precio de las horas facturadas. De hecho, según han asegurado, el precio de la hora pagada por Ayuntamientos y Mancomunidades a las empresas adjudicatarias del servicio ha aumentado alrededor de un 20%, pero sin que esta subida tenga ninguna repercusión en el salario de ellas.
Han lamentado que, según el INE, la Tasa de Variación del IPC ha sido de un 20,9% entre febrero de 2016 y febrero de 2023 y, en consecuencia, todo lo que consumimos también ha aumentado. Sin embargo, el preacuerdo ofrece subidas mínimas, comenzando por un 2,5% y terminando en un 5,8% en el año 2027. «Seguimos perdiendo cada día más», han asegurado.
Finalmente, las trabajadoras del SAD de Bizkaia han advertido que no van a ser «tontas manipulables», porque van a decir «no» a este preacuerdo, que consideran «malísimo» y «hecho a medida de las empresas». Además, han asegurado que seguirán en la lucha por sus «derechos y dignidad». Si un día fueron «esenciales», ahora no pueden ser «invisibles».
