Conclusiones realizadas por la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia (ATH-ELE)
La estadística anual de la ATH-ELE se basa en la información recogida sobre las condiciones laborales de las trabajadoras que acuden a la asesoría. Esa misma información será la que luego se utilice en las reclamaciones ante la parte empleadora, lo que creemos que asegura la fiabilidad de los datos que manejamos. Sin embargo, insistimos, los datos se refieren a quienes acuden a la asesoría.
El Gobierno Vasco mantiene incumplida la resolución parlamentaria de 2/2/2017 que le instaba a hacer un estudio en el plazo de 9 meses sobre estos dos aspectos: la situación del empleo de hogar en la CAV y las necesidades a las que da cobertura. El estudio se presentó mucho después de pasado el plazo, en mayo de 2019, sin que contuviera ningún dato nuevo sobre los ya publicados en otras fuentes estadísticas. Tampoco se investigó sobre las necesidades que se están cubriendo con empleo de hogar.
TRABAJO INTERNO
1. La práctica totalidad de las internas eran mujeres migradas; un 22,70% tenía doble nacionalidad.
Un 33,88 % de las trabajadoras internas tenía una situación administrativa irregular; cifra que asciende hasta el 46,40% si se consideran solo las extranjeras de origen no comunitario.
Una parte de los empleadores se niega a permitir a la trabajadora el empadronamiento en la vivienda que está habitando de manera habitual cinco días y seis noches por semana, cuando no durante más tiempo. Los ayuntamientos no controlan esta situación, que deja a las trabajadoras a merced de los abusos de terceras personas que les cobran por empadronarlas en su domicilio.
Las trabajadoras en situación irregular soportan un especial mal trato en las condiciones de jornada y salario; también en la salud laboral. Son comunes las frases despectivas y amenazas del tipo “te voy a hacer deportar” por parte de la parte empleadora, que aunque contrata para resolver una necesidad suya, asume la posición de quien está haciendo un favor.
2. Siguiendo instrucciones del personal de Extranjería, la oferta de contrato necesaria para la regularización se realiza solo por un año aunque legalmente la trabajadora tenga la condición de indefinida.
La regularización inmediata de todas las trabajadoras es un primer paso necesario para condiciones de trabajo decentes.
3. La gran mayoría de las internas realiza su trabajo en condiciones ilegales en materia de jornada y descansos.
El 75,96 % del total de las internas de entresemana está a disposición de la parte empleadora más de las 60 horas semanales de jornada máxima legal, cifra que asciende al 80,21 % si la trabajadora no tiene papeles.
Algo más de un cuarto (26,13 %) no tiene ningún descanso diario, entendido como la libertad de salir de la vivienda para dedicarse a sus propios asuntos, y un 36,51% no disfruta de ningún descanso semanal. Este año han subido en 15 puntos quienes trabajan los siete días de la semana, sin ningún día de descanso, al cuidado de personas en situación de dependencia importante.
4. Casi un 40% de las internas no descansa por la noche de manera continuada; están atendiendo personas en situación de dependencia a las que también cuidan de día.
El 39,80 % tiene que prestar atención dos o más veces cada noche, y el otro 2,30 %, puede dormir de seguido, pero no llega a tener 8 horas de descanso nocturno; hacen un total del 42,10%. Se trata de trabajadoras que cuidan personas en situaciones de dependencia importante, de las que también se ocupan a lo largo del día.
La cifra de quienes prestan atención nocturna frecuente es superior en más de 30 puntos respecto a la del año 2020, lo que responde a un cambio en la manera de recoger el dato. En 2021 hemos preguntado directamente por esta cuestión y hemos calificado de atención nocturna frecuente la que se producía dos o más veces cada noche, cinco o más días semanales, sin incluir en el cómputo la situación excepcional que se suele vivir en los uno o dos meses anteriores al fallecimiento por enfermedad de la persona atendida.
5. Los salarios de las internas de entresemana no se ajustan al mínimo en relación a todas las horas de jornada; el abuso salarial es mucho mayor en el caso de las trabajadoras sin papeles.
El 97,91 % de las internas de entresemana no recibía el salario que les correspondía por sus horas de trabajo. Y considerando solamente el salario mínimo por 40 horas, sin tener en cuenta que hacían muchas más, el 19,78 % de quienes estaban en situación regular y el 65,63% de quienes no tenían papeles no llegaban a percibirlo.
El 19,79 % de las trabajadoras en situación irregular recibían salarios de 800 € o inferiores. En el caso de las trabajadoras en situación regular, el porcentaje de perceptoras de menos de 800 € baja al 2,08 %. Los salarios entre 851 y 900 € mensuales corresponden al 11,46 % de las trabajadoras sin papeles, frente a un 1,04 % de las regularizadas.
6. En un 38,48 % de los casos persiste la entrega del sueldo en mano sin ningún tipo de documentación.
7. Casi todas las trabajadoras internas en situación regular estaban de alta en la SS.
8. En el 86,62% de los casos, la trabajadora vive sola con la persona o personas atendidas. Estas personas que vivían solas, eran mujeres en un 62,55% de los casos.
9. El cuidado en régimen interno se proporciona en condiciones ínfimas de seguridad y salud laborales.
El 43,09 % de las internas no llega a tener las 10 horas de descanso nocturno que como mínimo les reconoce la ley, porque las personas atendidas necesitan cuidados diversos (tranquilizarlas, acompañarlas al baño, movilizarlas, suministrarles medicación, etc.).
La imposición sistemática de jornadas diurnas superiores a las 60 horas es incompatible con la salud laboral. En la atención de personas que no se valen por sí mismas para las actividades de la vía diaria, las trabajadoras no tienen garantizada ni la formación ni el entorno y medios para desempeñar las tareas sin daño para su salud.
Las autoridades están mirando para otro lado ante el hecho de que es imposible tener garantizada la salud laboral cuando se está a cargo de personas con dependencia importante que viven solas, siendo el único recurso de cuidado.
10. Muchas trabajadoras se están quedando sin cobrar las bajas médicas, debido a la imposibilidad práctica de acceder presencialmente a las oficinas de la Seguridad Social. Esto también afecta a las externas.
En un sector en el que el pago de las bajas médicas no lo tiene que gestionar la empresa, es la propia trabajadora la que tiene que solicitar el pago de su baja, que de otro modo no se le abonará. Esto exige contar con acceso a medios informáticos, seguir instrucciones poco comprensibles, y cumplimentar impresos que deberá rellenar sin ayuda del personal de la Seguridad Social, al haberse convertido prácticamente imposible el acceso presencial a sus oficinas.
11. Debido al fallecimiento o ingreso residencial del empleador, un 23,03 % de las internas quedó en paro de un día para otro y sin prestación de desempleo.
De acuerdo con la norma sobre empleo de hogar, en caso de fallecimiento solo tuvieron derecho a un mes de indemnización por cese, independientemente de su antigüedad en el puesto.
12. Los ceses por despido y por desistimiento ascendieron al 28,95 %, sin prestación de desempleo.
13. Las internas de fin de semana tienen condiciones algo diferentes en algunos aspectos.
Su jornada suele ser de dos días, en los que en el 82,35 % no tienen ningún descanso durante la jornada, entendido como posibilidad de salir de la vivienda libremente. Un 11,76 % no está dada de alta en la SS aún pudiendo estarlo por tener situación regular; un 41,18 % estaba en situación irregular. Y un 17,65 % cobran correctamente en relación con su jornada, superando el porcentaje de las de entresemana.
TRABAJO EXTERNO
1. En el trabajo externo, el 10,79 % de trabajadoras estaba en situación irregular; estaban en esta situación el 25,56% de las trabajadoras no comunitarias externas.
2. La cobertura de Seguridad Social en el empleo externo sigue subiendo cada año.
Cuando las trabajadoras estaban en situación administrativa regular, en los tramos de 1 a las 5 horas semanales, el alta en la SS era del 80 %, y ha ascendido bastante en algún otro tramo, como el de 11 a 15 horas. Por otra parte, entre quienes trabajaban 40 y más horas y tenía situación administrativa regular, el 100% estaba de alta en la SS.
El dato del 80% de altas en los contratos entre 1 y 5 horas es probable que no refleje la realidad general, dado que las trabajadoras con contratos temporales y jornada de muy pocas horas no suelen acudir a la asesoría. En todo caso, cada año son más las dadas que alta que vemos en ese tramo.
3. La gran mayoría de las externas están a tiempo parcial: son el 75,56%.
Dentro de ellas, las autóctonas lo estaban en un 84,38 %, seguidas por las de doble nacionalidad (78,63 %) y por las trabajadoras no comunitarias (68,42 %). (71,88%). Dentro de las extranjeras no comunitarias, el trabajo a tiempo parcial era más frecuente cuando no tenían papeles (47,37%) que si los tenían (30,77 %).
4. En un 39,04 % de los casos en el trabajo externo no se alcanzaba el s.m.i. correspondiente a la jornada; la situación es algo mejor que el año pasado.
Los casos de incumplimiento se incrementan cuanta más alta es la jornada.
La situación cambia en el caso de trabajadoras con varios empleos semanales a tiempo parcial, caso en el que se recibe un salario total mensual por encima del mínimo interprofesional en proporción a las horas trabajadas.
También en el trabajo externo es obligatorio documentar el pago del salario, pero el 41,58 % cobraba en mano, sin ningún tipo de recibo.
5. La mitad de las externas realizan solamente tareas domésticas. El resto, cuidaba a personas adultas o criaturas.
De los contratos en régimen externo que tiene el cuidado como tarea principal (que son el 47,30 %), el 25,73 % eran para atender criaturas. En la atención a personas adultas, se repite como todos los años el hecho de que hay más mujeres (51,18%) que hombres (34,65 %) atendidos.
Al mirar la situación de la parte empleadora, hemos encontrado que un 58,27 % de las personas atendidas vivía sola; y que cuando la persona atendida vive sola es con más frecuencia hombre mayor (60,71 %%) que mujer mayor (39,29 %), diferencia que podría deberse a la falta de costumbre y habilidades de autocuidado por parte de ellos.
6.- El 8,89 % de los ceses de externas que cuidaban, se habían producido por muerte o ingreso en residencia de la persona atendida.
En ninguno de los casos tienen prestación por desempleo.
7.- Los ceses por despido o desistimiento, fueron el 26,67, sin prestación por desempleo.
COVID. SITUACIONES COMUNES A INTERNAS Y EXTERNAS
Las instituciones responsables de la salud laboral, han dejado a su suerte al sector: las trabajadoras han vivido con incertidumbre y falta de instrucciones claras algunas situaciones críticas, que se han resuelto al libre criterio de la empleadora.
El 19 de enero de 2021, la ATH-ELE realizó una consulta a la Inspección de Trabajo de Bizkaia, pidiendo que definiera cuál debía ser la actuación de las trabajadoras en el caso de que una o todas las personas para las que trabajaba estuviesen confinadas. Con fecha 8 de febrero, la Dirección Provincial de la Inspección nos respondió que solo asesoraba en el marco de una inspección, y que no era de su competencia intervenir en el tema a no ser que hubiese una denuncia de hechos concretos ya acontecidos.
LA LENTITUD DE LOS JUZGADOS DE LO SOCIAL NO GARANTIZA EL ACCESO A LA JUSTICIA EN EL EMPLEO DE HOGAR
Las trabajadoras de hogar son el sector laboral más perjudicado por la lentitud de respuesta de los Juzgados de lo Social. En Bizkaia, los despidos tardan unos tres meses de media en citarse a juicio, y cuando lo que se reclaman son salarios o la indemnización por cese al fallecer la parte empleadora, o ingresar en residencia, es fácil recibir la citación para un año después (con la excepción de algún juzgado).
Sin prestaciones de desempleo, y con una gran dificultad para demostrar las verdaderas condiciones en las que estaban trabajando (no se les aplica ninguna medida de control horario, a diferencia del resto de los sectores) se ven forzadas a negociar a la baja sin esperar a un juicio que llegará muy tarde y con resultado incierto, dada la falta de prueba de las circunstancias en que desempeñaban su trabajo en el ámbito privado.
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