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//Que no nos cambien el clima y mejor que cambie el sistema

Que no nos cambien el clima y mejor que cambie el sistema

Colectivos ecologistas y sociales piden a los gobiernos vasco y español responsabilidad y acciones para evitar la actual “carrera hacia el abismo”.

2022-11-12T14:25:58+01:0012 noviembre 2022|Reportajes|Comentarios desactivados en Que no nos cambien el clima y mejor que cambie el sistema

Ante la celebración esta semana de la cumbre climática COP27 en Egipto, numerosos colectivos ecologistas y sociales han salido a las calles de Bilbao para exigir a los gobiernos vasco y español un compromiso para la implementación de políticas encaminadas a una transición energética “justa, democráticamente decidida y regida por el criterio de suficiencia”.

Los colectivos convocantes de la concentración celebrada hoy frente al Teatro Arriaga, aseguran que “ante el riesgo climático, con fenómenos extremos de calor, sequía e incendios, la transformación de la economía, la reducción de emisiones y la justicia climática son la única respuesta posible”. Según alertan, las emisiones de gases de efecto invernadero del modelo actual deberían tocar techo en cuatro años como muy tarde, pero los últimos datos muestran una preocupante tendencia al alza de esas emisiones, mayor incluso que antes de la COVID.

Desde Aldaketaldia exigen a los gobiernos reunidos en la COP27 que “aborden de manera justa y solidaria las inevitables transiciones, que antepongan la protección de un futuro vivible y que giren hacia un rescate de las vidas más precarizadas”.

Los agentes sociales denuncian la prohibición de la celebración de una cumbre social alternativa impuesta por el gobierno egipcio. Por ello, instan a las autoridades egipcias a tomar medidas para revertir la “profunda crisis de derechos humanos del país”, así como para garantizar “la participación de la sociedad civil en el espacio público, no solo durante esta cumbre, sino de una forma estable y permanente”.

MANIFIESTO

“Justicia climática y energética ya: exigimos soluciones”

Nos enfrentamos a una crisis civilizatoria de la que la emergencia climática y la crisis energética (escasez mal gestionada) son apenas dos de los síntomas. Las consecuencias más graves son ya evidentes: migraciones forzosas masivas; creciente empobrecimiento de las personas más vulnerables; mayor desigualdad e injusto reparto de la riqueza y recrudecimiento de las guerras y del militarismo. La certeza sobre la falta de materias primas y de fuentes de energía amenaza el futuro de las mayorías. Además, a la injusticia que supone que los menos responsables del problema sean los que sufren las consecuencias de manera más acusada, se suma ahora la obscenidad que supone el que los oligopolios estén teniendo beneficios extraordinarios mientras la pobreza energética se extiende. Hacemos un llamamiento a los gobiernos para cambiar radicalmente sus políticas y acometer una transición energética justa, democráticamente decidida y regida por el criterio de suficiencia, lo que significa planificar un decrecimiento consensuado.

La emergencia climática está causando una crisis de derechos humanos de una magnitud sin precedentes y la falta de una respuesta adecuada a esa situación incrementa las violaciones de dichos derechos. Al menos 3.600 millones de personas viven ya en situación de enorme riesgo climático, y la reducción de emisiones, la transformación de la economía y la justicia climática son la única respuesta posible. Este mismo año, hemos padecido gravemente muchos impactos, en forma de terribles olas de calor, incendios forestales, sequía y otros fenómenos extremos.

La locura de una economía capitalista, fundada sobre el crecimiento ilimitado y basada en las energías fósiles finitas, debe cesar desde ya. Y esto es algo que no solo lo decimos las activistas. También lo corrobora la autoridad científica en el último informe del IPCC: “las emisiones de gases de efecto invernadero deben tocar techo antes de cuatro años”. Sin embargo, los últimos datos de emisiones de la Unión Europea muestran que se está recuperando la tendencia al alza de las emisiones que se registraba antes de la COVID (en Estado español aumentaron un 5,1% en 2021 con respecto al año anterior). Un año y medio después de la entrada en vigor de la Ley de Cambio Climático seguimos sin emprender los cambios imprescindibles.

Pero además las corporaciones españolas siguen saqueando otros países y continentes del Sur global, en el peor estilo poscolonial. Mientras tanto, los países enriquecidos del Norte Global – que incluyen a la Unión Europea – no aportan la financiación que deben, y frenan el desarrollo de instrumentos para compensar las evidentes deudas ecológicas de su extractivismo.

La guerra de Ucrania, otro ejemplo de la disputa presente y futura de espacios y materiales, ha dejado patente la estrecha dependencia entre los combustibles fósiles, los conflictos geopolíticos, la siniestra economía militar, y un sistema económico depredador de la vida. Pero la guerra es otro síntoma de una enfermedad que la precede y que se llama capitalismo. Que nadie nos engañe: no necesitamos más gasto militar, sino más inversión social, más soberanía alimentaria, todo ello en un marco de suficiencia y decrecimiento de la esfera material de la economía. Esto es, repartir para que todos vivamos bien sin sobrepasar los límites.

Las organizaciones firmantes exigimos a los gobiernos reunidos en la COP27 que aborden de manera justa y solidaria las inevitables transiciones. A los gobiernos, vasco y español les exigimos que, admitiendo su corresponsabilidad en la creación de esta crisis, se comprometan en la implementación de políticas que frenen su vigente carrera hacia el abismo, y que giren hacia un rescate de las vidas más precarizadas. Un proceso de revisión que debe realizarse con la participación de la ciudadanía, las entidades científicas y la sociedad civil organizada, en el que se debe anteponer la protección de un futuro vivible y una transición justa, frente al mantenimiento de un sistema económico que nos está llevando a un colapso ambiental y social.

Y más en concreto, ante la organización de la COP 27 en Egipto, tanto la comunidad internacional, como los países que van a participar en ella, incluido el Estado español, deben instar a las autoridades egipcias a tomar medidas reales para revertir la profunda crisis de derechos humanos del país, garantizando la participación de la sociedad civil en el espacio público, no solo durante esta cumbre, sino de una forma estable y permanente.

En Euskal Herria, en el Estado español, en Egipto y en todo el mundo, la ciudadanía exige justicia climática y energética. El tiempo para actuar se agota y nos jugamos TODO en esta lucha.

“Justizia klimatikoa eta energetikoa, orain: konponbideak eskatzen ditugu”

Krisi zibilizatorioari egin behar diogu aurre, eta haren bi sintoma besterik ez dira larrialdi klimatikoa eta krisi energetikoa (gaizki kudeatutako eskasia). Ondorio larrienak agerikoak dira dagoeneko: nahitaezko migrazio masiboak; pertsona kalteberenen gero eta pobretze handiagoa; desberdintasun handiagoa eta aberastasunaren banaketa bidegabea; eta gerrak eta militarismoa areagotzea. Lehengaien eta energia-iturrien faltaren ziurtasunak arriskuan jartzen du gehienen etorkizuna. Gainera, arazoaren erantzule txikienak direnak, haiexek dira ondorioak gehien pairatzen dituztenak, eta orain, bidegabekeria horri gehitu egin behar zaio beste lohikeria bat, pobrezia energetikoa hedatzen ari den bitartean aparteko onurak izaten ari direla oligopolioak. Gobernuei dei egiten diegu beren politikak errotik aldatzeko eta trantsizio energetiko bidezkoa, demokratikoki erabakia eta nahikotasun-irizpidearen araberakoa egiteko. Horrek esan nahi du produkzioaren eta kontsumoaren murrizketa adostua planifikatu behar dela.

Aurrekaririk gabeko giza eskubideen krisia eragiten ari da larrialdi klimatikoa, eta egoera horri behar bezala erantzun ez izanak areagotu egiten ditu eskubide horien urraketak. Gutxienez 3.600 milioi pertsona bizi dira dagoeneko arrisku klimatiko handiko egoeran, eta emisioak murriztea, ekonomiaren eraldaketa eta justizia klimatikoa dira erantzun posible bakarrak. Aurten bertan, inpaktu handiak jasan ditugu: bero-bolada izugarriak, basoetako suteak, lehortea eta muturreko beste fenomeno batzuk.

Hazkunde mugagabean eta energia fosil finituetan oinarritutako ekonomia kapitalistaren eromen hau eten beharra dago, gaur bertatik eten ere. Eta hori ez dugu aktibistok bakarrik esaten. Agintaritza zientifikoak ere berresten du hori IPCCren azken txostenean: “berotegi-efektua eragiten duten gasen emisioek lau urte baino lehen jo behar dute goia”. Hala ere, Europar Batasuneko emisioei buruzko azken datuek erakusten dute COVIDaren aurretik zegoen emisioen goranzko joera berreskuratzen ari dela (Espainiako estatuan % 5,1 igo zen 2021ean, aurreko urtearekin alderatuta). Klima Aldaketari buruzko Legea indarrean sartu eta urte eta erdira, oraindik ez ditugu beharrezko aldaketak egin.

Baina, gainera, Espainiako korporazioek Hego globaleko beste herrialde eta kontinente batzuk arpilatzen jarraitzen dute, estilo postkolonial okerrenean. Bien bitartean, Ipar Globaleko herrialde aberastuek -Europar Batasuna barne- ez dute behar duten finantzaketa ematen, eta geldiarazi egiten dute erauzketatik datozen zor ekologiko nabarmenak konpentsatzeko tresnen garapena.

Ukrainako gerrak, espazioen eta materialen egungo eta etorkizuneko liskarraren veste adibide bat baita, agerian utzi du mendekotasun estua dagoela erregai fosilen, gatazka geopolitikoen, ekonomia militar maltzurraren eta bizitzaren sistema ekonomiko harrapariaren artean. Baina gerra aurretik datorren gaixotasun baten (kapitalismo deitzen dena) veste sintoma bat da hori. Inork ez gaitzala engaina: ez dugu gastu militar gehiago behar, baizik eta inbertsio sozial gehiago, elikadura-subiranotasun handiagoa, hori guztia ekonomiaren esfera materialaren nahikotasun eta beheranzko esparru batean. Hau da, banatu egin behar dugu, denok ondo bizi gaitezen, mugak gainditu gabe.

Erakunde sinatzaileok COP27 goi-bileran bildutako gobernuei eskatzen diegu modu justu eta solidarioan heltzeko ezinbesteko trantsizioei. Eusko Jaurlaritzari eta Espainiako Gobernuari eskatzen diegu, krisi honen sorreran duten erantzukizuna onartuta, konpromisoa har dezatela ezinbestean amildegirantz doan ibilbide hau geldiaraziko politikak ezartzeko, eta bizitza prekarizatuenak erreskatatzeko. Berrikuste prozesu hori herritarren, zientzia-erakundeen eta gizarte zibil antolatuaren parte-hartzearekin egin behar da. Prozesu horretan, lehentasuna eman behar zaio etorkizun bizigarriaren babesari eta bidezko trantsizioari, eta ez ingurumena eta gizartea kolapsatzera garamatzan sistema ekonomikoari.

Zehatzago esanda, Egipton egingo den COP27 goi-bileraren aurrean, bai nazioarteko komunitateak, bai bertan parte hartuko duten herrialdeek, Espainiako Estatua barne, Egiptoko agintariei eskatu behar diete benetako neurriak har ditzatela herrialdeko giza eskubideen krisi sakonari aurre egiteko, gizarte zibilak eremu publikoan parte hartuko duela bermatuz, ez bakarrik goi-bilera horretan, baizik eta modu egonkorrean eta iraunkorrean.

Euskal Herrian, Espainiako Estatuan, Egipton eta mundu osoan, justizia klimatikoa eta energetikoa eskatzen dute herritarrek. Jarduteko denbora agortzen ari da, eta DENA dugu jokoan borroka honetan.

GOBERNUEN UTZIKERIAREN AURREAN, KALEA ESKATZEN ARI DA:

EZ DIEZAIEGUN KLIMA ALDATZEN UTZI! SISTEMA DA ALDATU BEHAR DENA!

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