113 asesinadas desde 2003 en Euskal Herria, 1.125 en el conjunto del Estado español, según datos oficiales. La justicia patriarcal protegiendo a los agresores con sentencias infames. Miles de mujeres pobres y niñas siguen siendo víctimas de la trata, la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler. Derechos como el aborto negados sistemáticamente en la sanidad pública.
Mientras tanto, el integrismo católico, el PP y la extrema derecha de Vox siguen esparciendo el veneno de la LGTBIfobia y el machismo, gracias a la cobertura política que les otorga el régimen del 78. Y esto también se traduce en una escalada de agresiones físicas, incluso asesinatos, por nuestra orientación o identidad sexual que quedan impunes.
Contra esta realidad de violencia insoportable e inaceptable, que se ha recrudecido dramáticamente en estos dos años de pandemia, nos rebelamos millones de mujeres trabajadoras y jóvenes.
También tenemos que señalar que no hemos experimentado mejoras sustanciales bajo el Gobierno PSOE-UP. Renunciando a poner fin a los recortes, sin enfrentarse al poder de la Iglesia, sin tocar los negocios de los proxenetas y asumiendo las sentencias patriarcales, enviando a los antidisturbios a reprimir la protesta social, o negándose a que la asignatura de educación sexual inclusiva sea obligatoria en las escuelas… ¡así no se defienden los derechos de las mujeres! En la práctica, estas son las mismas políticas que ha aplicado el PNV-PSOE en los Gobiernos autonómicos de la CAV y Nafarroa.
La lucha feminista es antifascista, antirracista y anticapitalista, y está unida a la de las personas trans y el conjunto del colectivo LGTBI. Nunca nadie nos ha regalado nada, todos nuestros derechos los hemos arrancado con la movilización.