Estas jornadas poéticas antirracistas son la primera propuesta de una organización migrada, como lo es la Asociación Cultural Abya Yala, en Euskadi, para visibilizar y denunciar el racismo, a través del arte.
A lo largo del año se realiza Poemigradas eventos más pequeños que convergen en la Jornada grande.
La convocatoria decía:
Desde la palabra poética reivindicar, contar esta historia presente, hechos tan dolorosos que aún se viven como es el trabajo esclavo resultado del sistema racista, donde las personas jornaleras y temporeras trabajan en condiciones infrahumanas. Invocamos sus espíritus y gritos de cadena, para traspasar el silencio y hacernos presentes, arroparnos con la poesía y el arte para resistir y vivir.
En esta Jornada, hacemos esa reflexión, desde la palabra, herramienta para expresar que cada vez se ve más amenazada so pretexto de pandemia. El bozal o mascarilla también es símbolo de guardar silencio, pero hoy rompemos este silencio silenciado y «poetiamos» para y por todas para conectar en espíritu y acompañamiento.
A las 18:00 empezó esta jornada- encuentro, donde hubo; exposición de artesanía, literatura, plástica, escultura performativa, poesía, performance, música y sobre todo, encuentro. Artistas y poetas migrades que viven en el país vasco, y poetas que vinieron desde otros territorios del estado, como Yeison García desde Madrid o Lolita Chávez desde su lugar nómada y otras que enviaron sus propuestas o videos y que hicieron parte de esta segunda jornada.
Por todo lo anterior mencionado, no solo es un evento artístico de denuncia y visibilización, es también encuentro, encuentro de nosotras las personas migradas, donde reconocernos en esa identidad y raíz necesaria para seguir caminando en nuestras actividades con acuerpamiento y esa energía espiritual implícita en el arte. En esta ocasión; Colombia, Salvador, Guatemala, Chile, Nicaragua, Perú entre otros, territorios de Abya Yala que unen sus voces para romper silencios, darnos fuerza y acompañamiento en las diferentes luchas que nos supone vivir lejos de casa.
Nos acompañaron tanto personas migradas como racializadas y de acá, tres horas que volaron entre música y poesía.
Estas jornadas poéticas que cada vez va tomando más fuerza y acogida por todas; migradas y autóctonas.