Hace unas semanas pudimos leer este artículo en el que se homenajeaba la tesis doctoral de Andrea Khalfaoui en la Universidad de Deusto, destacando su gitanidad como característica principal “Primera universitaria de etnia gitana que se doctora en Euskadi”. Primeramente, felicitar a Andrea por su trabajo y por sus logros.
Primeramente, subrayar que, como recoge la Unión Romaní, la identidad colectiva del pueblo gitano depende en gran parte del hecho de poseer un pasado histórico común, una lengua propia, unos usos sociales y, en definitiva, una historia común. No es una cuestión de mera consanguinidad, sino que requiere una vivencia y crianza para-con la comunidad, una pertenencia y un reconocimiento mutuo. En otras palabras: Ser gitano o gitana no depende únicamente de tu ascendencia, sino que es fundamental tu vivencia, y tu sentido de pertenencia con la comunidad. Por ello, agradecer que Andrea se sienta parte y reconozca su parte de gitaniedad, aunque consideramos que no representa la realidad de exclusión que el sistema enfrenta a muchas mujeres gitanas por identificarlas como tales, partiendo de distintas vivencias y oportunidades.
Aclarada esta cuestión, planteamos algunas preguntas ¿Cuenta el artículo que 2 de cada 3 tres hogares gitanos está afectado por la pobreza severa? ¿Menciona que el 43% de las mujeres gitanas vascas vive bajo el umbral de la pobreza? ¿Cita que únicamente, el 6% de las mujeres gitanas promocionan con éxito la segunda etapa educativa en Euskadi? ¿Se reclama que la esperanza de vida de las mujeres gitanas sea 20 años menor que la de la población vasca general? La respuesta es no. El artículo no cita estos datos (extraídos del II Plan para la Promoción y la Participación social del Pueblo Gitano Vasco), y además, invisibiliza tan grave realidad maquillando las consecuencias de la misma. La comunidad gitana, específicamente las mujeres, sufren enormemente el antigitanismo y sus consecuencias, la opresión con carácter multidisciplinar y transistémico, que se continúa perpetuando desde hace 600 años, y que continúa dificultando el pleno ejercicio de su ciudadanía.
El artículo no habla de la segregación escolar, de la exclusión lingüística, de la educación de mínimos, ni de la desigualdad de oportunidades. Esto es lo que aleja a las niñas y a las chicas gitanas de promocionar, obstaculizando de manera constante su paso por el sistema educativo. Proclamar que una chica gitana se ha doctorado en la Universidad, es un sueño en nuestra lucha, ¡ojalá fuese lo más habitual! pero, con la realidad actual, invisibiliza las dificultades y violencias múltiples a las que el sistema enfrenta, diariamente, a las niñas y adolescentes (por ser mujeres, por ser gitanas, y por la falta de recursos económicos). Y deja en el olvido a todas aquellas que, con su esfuerzo, vencen a diario todas las dificultades y van logrando sus objetivos, quizás no tan “publicables” como resulta una tesis, pero igual de válidos, de dignos y de valientes.
Cuando una niña gitana promociona, vence incontables barreras que el artículo no menciona (y que se encuentran recogidos, a gran escala, en el Plan para la Mejora de la escolarización del Alumnado Gitano). El Plan presenta estas barreras en 5 grandes grupos: Las relacionadas con el aprendizaje (las bajas expectativas sociales con respecto a las posibilidades o al interés del alumnado gitano, la percepción del alumnado gitano desde el déficit y no desde el desarrollo de sus competencias, desarrollo de un currículo de mínimos…), las relacionadas con la diferencia cultural (el desconocimiento de las costumbres, valores y dinámicas del Pueblo Gitano, generalización de comportamientos y estereotipos acerca de la comunidad gitana, falta de presencia de historia, lengua y cultura gitana…), las relacionadas con la relación familia – escuela (limitaciones en la comunicación con las familias, consideración de que estas tienen poco que aportar al proceso escolar, poca relación entre las familias y la comunidad educativa…), las relacionadas con los recursos (brecha digital, pocos recursos educativos o estrategias de apoyo en los estudios, escasa o nula relación del alumnado con los recursos comunitarios existentes…), y por último, las barreras relacionadas con el género (polarización en función del género respecto a la orientación académica personal y profesional, peso de los prejuicios y estereotipos acerca de las expectativas vitales de las alumnas gitanas…)
El artículo destaca, a su vez, el colegio como “la única oportunidad para los niños y las niñas”. Estamos completamente en desacuerdo con esta afirmación. La formación es una oportunidad en todo caso pues, pero, como decía el pedagogo Paulo Freire, la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del ser humano sobre el mundo para transformarlo: La educación como práctica de la libertad, al contrario de aquella que es práctica de la dominación. Por ello, no, el colegio no es la única oportunidad para las niñas y los niños gitanos, es una parte más de su proceso formativo, del que toman parte activa sus familias, sus iguales, y el poderoso valor de la diversidad cultural que todas ellas y todos ellos aportan a través de sus vivencias.
La educación inclusiva debe favorecer el máximo desarrollo de todo el alumnado, y la cohesión con todas las personas que conforman la comunidad. Hagamos las escuelas más gitanas, incluyamos la historia, la cultura y la lengua del pueblo gitano en el currículo, trabajemos desde una perspectiva antirracista y dotemos de herramientas y oportunidades a las niñas gitanas. Así, seguirán venciendo barreras y volando cada día más lejos, con el amparo de quienes en sus casas han creído en ellas más que en las limitaciones y violencias del sistema. De igual modo, cada vez son más las personas aliadas de la lucha gitana que, desde la comunidad educativa, bien como profesorado o desde otras figuras, actúan desde una perspectiva antirracista y por gitana, favoreciendo el desarrollo integral y la igualdad de oportunidades de los niños y las niñas gitanas.
Por último, condenamos enérgicamente los comentarios racistas recibidos en el artículo a través de la plataforma web de El Correo, donde Andrea ha sido objeto de ataques verbales antigitanos, prevaleciendo una vez más este tipo de delitos de odio tan graves. Desde AMUGE mostramos nuestro total apoyo, y denunciaremos en todo caso este tipo de acciones, en pro de la dignidad y el ejercicio de los derechos del Pueblo Gitano.
Por AMUGE. Asociación Mujeres Gitanas de Euskadi