Este sábado 9 de septiembre en la playa de Ereaga (Algorta), la Plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak ha realizado una performance para recordar las más de 5.000 personas ahogadas en el Mediterráneo el año pasado. ¡Un 25% más que el año anterior!
A pesar de las sucesivas y cada vez más crueles medidas anti-inmigración que la UE y sus gobiernos van adoptando, las cifras de personas desplazadas que fallecen en el intento de lograr una vida mejor, siguen siendo un verdadero escándalo.
Las nombramos de formas diferentes -desplazadas, migrantes, refugiadas- siguiendo una arbitraria categorización acordada en alguna confortable sala de reuniones, cuando debiera darnos igual si huyen del hambre, de la guerra, de crisis climáticas o de persecuciones de género. Lo esencial es que todas estas personas son (como nosotras) sujetos de derechos, algo que nadie les reconoce. Lo accidental pero terrible es que, para poder ejercer sus derechos, tengan que echarse a la mar, jugándose la vida en precarias embarcaciones.
Y aunque nos parezca extraño, estas desesperadas huidas tienen mucha lógica porque como dijo una persona superviviente de dos naufragios, «cuando la vida se parece tanto a la muerte, no cuesta tanto intentarlo otra vez»
Por otra parte, aquí mismo, en este lugar, no somos ajenas a las causas de esta barbarie. Desde nuestro puerto de Santurtzi, ahí enfrente, y bajo la protección del gobierno español, se trafica con armas con una de las dictaduras amigas, más crueles de la tierra, cual es Arabia Saudí, en contra del dictamen de la Eurocámara que ya el pasado año solicitó la “suspensión inmediata de la venta de armas y del apoyo militar de los estados de la U.E. a Arabia Saudí” en una resolución en la que se denunciaban sus bombardeos sobre la población civil de Yemen.
Asimismo, en este municipio radica la ingeniería Sener, orgullo del gobierno vasco y otra empresa más que se lucra con el negocio de la guerra, mediante el desarrollo de misiles y sus sistemas de guiado.
Que no se nos olvide: son esas armas y esas guerras -también nuestras-, las que fuerzan desplazamientos, huidas y búsquedas de refugio.
– ¡Acabemos con las guerras y con el comercio de armas!
– ¡Acabemos con esa crueldad y ayudemos a las personas que huyen de ello!
– ¡No pongamos inútiles puertas a la mar y organicémonos para compartir lo que tenemos!
Porque cuando alguien dice “aquí no cabemos todos”, lo que se está queriendo decir, es que para que unos tengan de más, hay que quitarles a otros muchos, lo poco que les queda.
ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK!!