Por Laura Fontalba
Los próximos meses, los y las pensionistas de Bilbao tienen un objetivo claro: trasladar sus demandas a los grupos políticos del Congreso y exigir a los parlamentos de Navarra y del País Vasco que se posicionen respecto al Informe de complemento a 1080 euros que les entregaron. Con estos dos principios como base, el movimiento vuelve a su rutina habitual, concentrándose cada lunes ante el Ayuntamiento.
Con las últimas manifestaciones, el movimiento se dirigió a los partidos políticos para alentarles a incluir sus reivindicaciones en sus programas electorales. Pasado el verano y aún sin conocerse cuál será la nueva formación, han asegurado que aún tienen muchos motivos para seguir peleando. «Volvemos con más orgullo, moral, fuerza y disposición para conseguir nuestras reivindicaciones por encima de las dificultades», ha asegurado Jon Fano, integrante del movimiento.
En las próximas movilizaciones, la petición de una pensión mínima de 1080 euros como compromiso inmediato del próximo gobierno con efectos retroactivos a enero de 2023; así como la demanda de un sueldo mínimo de 1400 euros para garantizar la financiación del Sistema Público de Pensiones (SPP) estarán muy presentes.
De hecho, el aumento de la pensión mínima u otras demandas como terminar con la brecha de género, garantizar la tasa de reemplazo de salario y pensión por encima del 90% para salarios inferiores a 1500 euros y 80% para el resto, o derogar la Ley 2/2022 de Fomento de los planes de pensiones de empleo que persigue la privatización del SPP son algunas de las muchas reivindicaciones que el movimiento viene demandando desde hace más de cinco años.
Al grito de sus lemas habituales y con el puño en alto, el movimiento ha remarcado que han vuelto más motivados, fuertes y comprometidos; y que, este otoño, pondrán toda su voluntad en seguir defendiendo sus reivindicaciones.
