Por Laura Fontalba
Ayer, el Movimiento de Pensionistas de Bizkaia mostró todo su orgullo por su lucha tras alcanzar los 314 lunes concentrándose en la «Plaza de los Pensionistas», demandando unas pensiones públicas, justas y suficientes.
«La Plaza de los Pensionistas, así recordará la Historia esta plaza y estas escaleras por ser fiel testigo de una lucha por la defensa del sistema público de pensiones y de pensiones públicas justas y suficientes», advirtió el movimiento, que, este jueves 15 de junio, se unirá a Babestu en una concentración por «El día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez». Una fecha señalada por Naciones Unidas y que, según aseguraron, ofrece la oportunidad de «reflexionar y definir acciones eficaces de protección y promoción de los derechos de las personas mayores».
La concentración, que comenzará a las 11:15h ante el Palacio de Justicia de Bilbao, en Jardines de Albia, denunciará el «maltrato psicológico, físico e Institucional, las negligencias, los abusos de todo tipo, el abandono o la invisibilidad» que afectan a las personas mayores, y para las que tanto el Estado como el Gobierno deberían plantear soluciones desde el compromiso y el deber de «proteger la dignidad de las personas mayores».
Tal y como estableció la ONU: «A medida que una persona envejece debe continuar disfrutando de una vida plena, independiente, autónoma, con salud, seguridad e integración»; una pensión digna es imprescindible para ello. Por eso, desde el Movimiento de Pensionistas reclaman pensiones mínimas de 1080 euros, a fin de garantizar un nivel de vida digno, especialmente para las mujeres. «En la CAV y en Navarra hay cerca de 200.000 mil pensionistas que están por debajo del umbral de la pobreza, (…) y más de 89.000 que están en pobreza severa (…) La mayoría mujeres, que viven solas y tienen más de 80 años», explicaron.
Asimismo, el encarecimiento de los recursos básicos, como la alimentación o la energía, sigue «al alza», y los y las pensionistas atraviesan cada vez más dificultades para vivir dignamente. Por eso, 314 lunes después, continúan en su lucha, bajo el sol o bajo la lluvia, pero resistiendo. «Después de tanto tiempo, resistir es ganar», aseguraba el movimiento.