Por Laura Fontalba
Junio fue un mes de comienzos para Andrea Momoitio e Irantzu Varela, quienes dieron el gran paso de dar vida a una idea, una “ensoñación”, que llevaba años rondando en sus cabezas: crear La Sinsorga.
En sólo 18 meses, La Sinsorga se ha convertido en un hogar para Andrea Momoitio e Irantzu Varela. Un lugar que no podrían haber creado sin la mano de obra de un grupo de mujeres, que se encargaron del “groso” de la obra; y sin la ayuda de Iratxe Marián –arquitecta de la obra–, a quien están “muy agradecidas” por su paciencia infinita, su creatividad y su amabilidad: “Ha sido muy respetuosa con el proyecto y con lo que nosotras queríamos”, nos explicaba Andrea Momoitio. Sin todas ellas, no habría sido posible inaugurar su “refugio”; un lugar que, desde hace años, ambas soñaban encontrar.
De hecho, esta no era la primera vez que buscaban un sitio que alquilar para llevar a cabo este proyecto. Sin embargo, no fue hasta que se toparon con este antiguo atelier de novias ubicado en la calle Askao número 9 de Bilbao, que entendieron que este era su momento. “Sólo la propia estética del sitio, que ahora es muy parecida a cuando nosotras llegamos, nos ayudó mucho a tomar decisiones sobre el nombre y sobre el tipo de proyecto que queríamos llevar a cabo aquí”, nos explicaba Momoitio. A pesar del estrés que supusieron las primeras semanas de trámites, burocracia, constituir la empresa o buscar el dinero, también hubo mucha emoción en todo el proceso. “El momento en el que nos dieron las llaves e Irantzu trajo una botella de champagne y brindamos flipando fue muy emocionante”, relataba.
Convertido ahora en un espacio para el ocio, el aprendizaje y el disfrute; las luces neón y los brillos, los colores vivos y los remates dorados, y la moqueta y el papel pintado decoran el local en el que cinco vestidos de novia del antiguo atelier, transformados por cinco diseñadoras locales: Cris Lizarraga, Alberto Sinpatron, Nerea Torrijos, Ker Fatou y Julene Gregorio, forman también parte de esta nueva experiencia. Con un bar-restaurante en la planta inferior, listo para disfrutar de una variedad de bebidas, y comida vegetariana y vegana preparada por la cooperativa Sustraiak; una tienda de productos feministas o, en cualquier caso, con criterios feministas —propios y de otras creadoras— en el primer piso; y un segundo piso, denominado Piso de la Flor, preparado para presentaciones de libros, actividades culturales, exposiciones y otro tipo de actividades también artísticas; La Sinsorga promete ser un espacio en el que disfrutar de la cultura y el pensamiento feminista en todas sus formas.
Realmente, podría decirse que su apertura ha sido uno de los sucesos más esperados del año. De hecho, quería asistir tanta gente a esta, que tuvieron que hacer nada más y nada menos que cuatro inauguraciones. Aunque, sin duda, la más emocionante para ellas, a palabras de Momoitio, fue la de familiares y personas cercanas que el primer día se reunieron ante sus puertas para la primera inauguración. “Creo que nuestros entornos personales han disfrutado mucho de esta aventura y también la han sufrido mucho, porque ha sido un año muy intenso en el que no hemos hablado de otra cosa”, aseguraba Momoitio, quien añadía entre risas: “Aun así, nuestras novias yo creo que están contentas”.
Y cómo no iban a estarlo, si desde su apertura, no han tenido ni un día sin gente. Si hubiese que definir de alguna manera el espacio, Momoitio lo tiene claro: “Es el sitio al que nos gustaría ir”. De hecho, este ha sido uno de los principales objetivos de su creación, que fuese un lugar al que poder acercarse, sin haber quedado con nadie, en el que encontrar “gente maja” y recibir siempre una buena acogida, con una propuesta cultural feminista interesante, y comidas y bebidas ricas. En definitiva, “un espacio de encuentro en el que vivir cosas bonitas”. Para ello, el espacio pretende “promover la cultura y el pensamiento feminista”, aunque para Momoitio el lugar no puede limitarse a ello. “Me gustaría que no nos quedemos sólo en promoverlo sino que, desde aquí, también podamos favorecer que se sigan construyendo el pensamiento y la cultura feminista”, aseguraba.


Así que, La Sinsorga va mucho más allá de simples encuentros. Momoitio explicaba que, dada su trayectoria y militancia, así como la de Irantzu Varela, y dada su manera de vivir “tejiendo redes con otras personas”, uno de los objetivos de La Sinsorga reside en tejer redes con los movimientos sociales del barrio. “Queremos que sientan que este también es un espacio para ellas”, explicaba. Por eso, sin ir más lejos, a partir de septiembre, comenzarán con la programación de actividades, charlas, diálogos, etc., que contarán con la participación de diferentes artistas, escritoras y pensadoras. Además, también habrá diversas formaciones a lo largo del año. “Queremos que haya una programación estable”, explicaba Momoitio y añadía: “Imagínate, que todos los lunes haya escritura creativa, los martes autodefensa y, así, sucesivamente. Saber que si te apuntas, todo el año tendrás eso; y que, después, también tendrás actividades más puntuales en las que nos gustaría, sobre todo, poner en diálogo diferentes voces”. Aunque aún no cuentan con el equipo suficiente, la idea es llegar a todas las personas que sea posible. Por eso, siempre y cuando las compañeras así lo permitan, muchas de las charlas serán emitidas en streaming. “Trataremos de conjugar que de aquí surjan contenidos que puedan ser compartidos y disfrutados por gente que no esté en Bilbao, se quede sin sitio o no pueda venir por cualquier razón (…) La idea es poder sacar fuera lo que se haga”.
Los comienzos en pleno verano siempre son complicados, aun así, La Sinsorga ha sido una novedad a la que personas de todas partes se han querido acercar. Sin ir más lejos, Momoitio nos contaba cómo a lo largo de este mes, ya han recibido visitas de chicas que venían de Madrid, Sevilla, etc. quienes, al pasar por Bilbao, se han acercado con gran interés al lugar. Con lo que, se puede afirmar que la acogida ha sido buena. A pesar de los últimos meses, en los que la intensidad, la carga de trabajo, la tensión y la presión e incluso el miedo han estado muy presentes en sus vidas, Andrea Momoitio e Irantzu Varela están muy contentas. “Hasta ahora, todo va según lo previsto. A ver qué pasa en agosto y a ver qué pasa en septiembre, porque ahí va a ser un poco la prueba de fuego”, comentaba expectante Momoitio.