Comunicado de Ikasle Sindikatua
Diciembre de 2022 será recordado por ser el mes con mayor número de asesinatos machistas desde que empezaron los registros oficiales en 2003. Un año que termina con dos menores y 49 mujeres asesinadas por sus parejas, exparejas o progenitores.
En casi la mitad de estos casos constaban denuncias previas y en cinco de ellos había supuestas medidas de protección que no han evitado los crímenes. Es insoportable. Nos siguen matando y aquí no cambia nada. La cosa sería muy distinta si las víctimas, en lugar de mujeres, fueran obispos, banqueros, políticos o jueces.
Vivimos un aumento dramático de la violencia contra nosotras permitido y amparado por un aparato del Estado y una judicatura machista y clasista que quieren demostrarnos quien manda aquí. La ofensiva reaccionaria contra la ley del Solo Sí es Sí es un ejemplo de que nos han declarado la guerra. Estos derechistas con toga, como los dirigentes de Vox y del PP, protegen a violadores con sentencias infames, obligan a entregar nuestros hijos a maltratadores, agitan contra el derecho al aborto y diseminan su homofobia y transfobia sin límite.



El problema es el sistema:
Estamos hartas de que a pesar de las leyes y las declaraciones del Gobierno estatal del PSOE-UP, la violencia contra las mujeres no cese. Puede parecer contradictorio que esta escalada de asesinatos se produzca cuando más leyes feministas se están tramitando. Pero no lo es. Para acabar con el machismo no basta con denunciar su existencia o simplemente modificar la legislación. Hay que ir a la raíz del problema –la opresión económica, ideológica y de género que provoca el capitalismo– y enfrentarse a la extrema derecha, a la Iglesia Católica y a los franquistas que plagan las instituciones. Luchar contra la violencia machista pasa por movilizar los ingentes recursos económicos que existen (y que están en los bolsillos de los grandes capitalistas, empresarios y proxenetas) y ponerlos al servicio de las necesidades sociales que existen y de las más oprimidas: las mujeres de la clase trabajadora.
El capitalismo es violencia sistémica contra las mujeres, contra las trabajadoras y la juventud. Pero no vamos a permitir que este sistema nos aplaste.
No daremos ni un paso atrás hasta conseguir que la consigna ¡ni una menos! se haga realidad. La lucha nos hace libres.
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