– El desempleo barakaldés sigue en el 13% aunque para las mujeres se eleva al 14% y es del 11% en varones
– En el último año ha aumentado un 11% el número de parados jóvenes barakaldeses, especialmente mujeres
– Las mujeres son quienes más tienen que recurrir a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) para llegar a fin de mes
Nota de prensa: Personas de asociaciones contra la pobreza y por los derechos de las mujeres de Barakaldo se han concentrado ante el Servicio Vasco de Empleo-Lanbide para protestar por la “precariedad, pobreza y recortes que sufren las mujeres” de la localidad y, con motivo de San Valentín, pedir “empleo digno” para las mujeres, que sufren tasas de paro y temporalidad muy superiores a los hombres.
La movilización, con el lema ‘La pobreza tiene rostro de mujer’, se ha realizado antes las oficinas de Lanbide en el barrio barakaldés de Beurko, en donde las personas participantes han mostrado carteles con corazones, en alusión al llamado Día de los Enamorados, para construir el mensaje ‘Queremos empleo digno y con derechos’.
Las entidades organizadoras de la protesta han sido el Centro Asesor de la Mujer de Barakaldo, Argitan, y la plataforma contra la exclusión Berri-Otxoak, que de este modo han advertido del “grave empeoramiento” de la situación laboral en el último mes así como de la “insuficiente evolución” en el conjunto del pasado año 2019, que provoca que Barakaldo no haya conseguido en ningún momento bajar de las 6.000 personas desempleadas.
“Los datos concretos del municipio señalan que en los últimos 12 meses apenas ha habido una mejora general del 1% en la tasa del paro, que sigue afectando a más de 6.100 personas, especialmente a las mujeres. De hecho, el desempleo femenino ronda el 14% mientras que el masculino está tres puntos por debajo”, han destacado estos colectivos.
“Muy grave es además que en lugar de retroceder haya aumentado el paro juvenil barakaldés en un 11% en el último año, de nuevo con especial perjuicio para las mujeres jóvenes, para las que el desempleo se ha disparado un 16% mientras en el caso masculino el empeoramiento ha sido del 6%”.
“Tampoco es admisible que la precariedad laboral siga en niveles de escándalo en Barakaldo. El 90% de los contratos masculinos en 2019 y el 92,5% de los contratos a mujeres el último año han sido temporales. Es decir, no llega al 10% de los varones que han logrado un contrato indefinido y en el caso de las mujeres ha sido incluso peor con sólo un 7,45%. Además, el 45% de todos los contratos en la localidad son a tiempo parcial”.
El colectivo feminista y la plataforma contra la pobreza han subrayado que “con estos datos no es de extrañar que casi 1.600 familias barakaldesas encabezadas por mujeres se vean obligadas a sobrevivir con la Renta de Garantía de Ingresos, entre ellas 300 jubiladas, 150 viudas y medio millar de separadas o divorciadas. En total, hay 2.700 unidades de convivencia que en Barakaldo sobreviven con la RGI por culpa del paro y la precariedad”.
“La precariedad laboral de las mujeres es un 20% superior a los hombres y la brecha salarial llega al 24%, mientras la mujeres pensionistas reciben un 40% menos. La pobreza que sufren las mujeres, a nivel de la comarca de la Margen izquierda alcanza al 9,3% de todas ellas, frente al 4,5% de los hombres”.
“Ante esta evidente situación de discriminación”, Argitan y Berri-Otxoak han planteado, entre otras reivindicaciones, “empleos con derechos y pensiones dignas, de al menos 1.080 euros; acceso a recursos y prestaciones públicas con criterios de universalidad, revirtiendo las políticas de recortes aplicadas por Lanbide; y servicios sociales de dependencia gratuitos, porque los cuidados no son una mercancía”.
Feministas y activistas contra la pobreza han denunciado así mismo “la actuación cotidiana de Lanbide hacia las mujeres, con fijación de criterios e imposición de plazos que les impiden acceder a los derechos sociales que les corresponden”.
“No es por casualidad que decenas de mujeres denuncien la conculcación de derechos que han sufrido por parte de Lanbide a través de requisitos y procedimientos totalmente arbitrarios y alejados de su realidad. Esto supone, en la práctica, que deban soportar situaciones de abusos, acoso y agresiones al no tener otra salida a su realidad diaria de violencia machista”.