Por: Laura Fontalba
El pasado sábado, Yuderkys Espinosa Miñoso presentó su libro De por qué es necesario un feminismo descolonial en la librería Anti Liburudenda (Bilbao). Durante la presentación, Yuderkys estuvo acompañada de Quinndy Akeju y Fernanda Callejas; y Luciana Alfaro, militante de Emakume Etxea y compañera de la Red de Mujeres Migradas y Racializadas de Euskal Herria, las acompañó desde el público.
Se trata de un libro dividido en tres partes, que cuenta con toda una colección de ensayos y artículos publicados por Yuderkys durante los últimos 14 años. La autora comienza con un prefacio en el que relata por qué es esencial un feminismo descolonial. Tras este comienzo, la primera parte del libro es una crítica a lo que ella nombra: Razón feminista eurocentrada, explicado desde su propia experiencia; es decir, desde América Latina. Para poder llegar a esta crítica, apela a lo que llama: Genealogía de la experiencia; y para construirla, se apoya en muchas voces, incluyendo las epistemologías feministas, que hicieron toda una crítica a la teoría feminista producida por la modernidad (androcéntrica, universalista y con una pretensión de objetividad). Yuderkys habla de cómo el feminismo posterior olvidó la crítica a la producción del conocimiento científico para centrarse sólo en el androcentrismo. ¿Y por qué? Porque esas verdades las construyeron un pequeño grupo de mujeres privilegiadas. Verdades que reflejaban «realidades» que servían a sus propios intereses, y que normalizaron un feminismo que no era inclusivo para todas. “Varias partes del texto nos invitan a mirarnos, a cuestionar esa universalidad del género”, opinaba Alfaro al respecto.
«Cuando estamos haciendo del feminismo otra cosa que no es solamente la relación entre varones y mujeres, el feminismo se vuelve peligroso para el status de las mujeres blancas»
Yuderkys Espinosa Miñoso
Con estas ideas, Yuderkys se pregunta: «¿Cómo hacemos de la política feminista otra cosa que no sirva sólo a la experiencia de las mujeres blancas?«, y añade: «Cuando estamos haciendo del feminismo otra cosa que no es solamente la relación entre varones y mujeres, el feminismo se vuelve peligroso para el status de las mujeres blancas». A lo largo de estas páginas, reflexiona sobre cómo crear una política feminista que también atienda a las mujeres que están abajo; una política feminista que no se centre sólo en cumplir el modelo de mujer liberada como mujer blanca europea. Yuderkys es consciente de que, durante siglos, este feminismo blanco ha sido cómplice de silenciar las voces de sus hermanas racializadas: «Sus historias, sus pensamientos, todo ha sido oculto una y otra vez», lamentaba. Incluso ella, en su infancia, fue educada bajo este feminismo blanco que, hegemónico, produjo su propia historia, dejando fuera a todas aquellas que no ocupasen ese lugar de privilegio enunciativo, de construcción de lo que se considera verdad. «Nosotras también hemos mamado el feminismo occidental, para nosotras esto implica una revisión de esa colonialidad que tenemos interiorizada. Para nosotras también significa sacudir el lugar en el que estamos”, añadía Luciana Alfaro.
La segunda parte del libro sigue el mismo hilo, Yuderkys hace una crítica a la academia feminista y a la epistemología feminista. Voces como las de Gerda Lerner, Aura Cumes o María Lugones, entre otras, permiten reflexionar sobre cómo se ha construido el feminismo. “El libro nos invita a muchas compañeras provenientes de la Abya Yala y de todo el sur global a reconocernos, a tener esos referentes que tanto necesitamos”, aportaba Callejas. Yuderkys explica cómo desde el Popol Vuh, también conocido como el Libro Sagrado de los mayas, se ha hecho una lectura feminista, y que si se remonta dicha lectura a la tradición maya destaca que en él no existía el género. Aura Cumes se encargó de volver a estudiar el Popol Vuh, dejando a un lado las lecturas que habían construido, en los años 70 y 80, las antropólogas feministas europeas. Cumes decía: «Hay diferentes momentos de construcción del Popol Vuh. Cuando empieza a aparecer la idea de hombre y mujer, la que siempre se menciona primero es la mujer. En toda la primera parte del libro no hay género, y cuando aparece, con la evangelización, en el relato siempre se nombra primero lo femenino y después lo masculino”.
Para poner fin a este libro, Yuderkys reúne varios textos mediante los que pretende revisar la historia desde un punto de vista descolonial. Mediante estos, recalca la importancia de recopilar documentos que den a conocer las culturas, comunidades y pueblos que ya existían en Abya Yala; documentar cómo se ha producido el género o incluso cómo se ha producido una sexualidad heterocentrada. «Hay que hacer estudios profundos de los procesos históricos de cada pueblo y comunidad, de cómo han lidiado con estas construcción de dominación, con esta construcción de jerarquía», sentenciaba y añadía: «Desde mediados de los 80, en América Latina han surgido movimientos, levantamientos indígenas, que ponen en el centro otras luchas». En este sentido, un buen referente para Yuderkys es María Lugones, quien pone como ejemplo de lucha el feminismo descolonial. Una lucha que aspiraba a reconstruir el lazo comunal herido; en la que dejar a un lado la preocupación de varones o mujeres, sino en la que se prioriza la lucha por la vida.
«Lo que no se nombra, no existe; y nombrar esto es poner palabras a lo que para nosotras siempre ha existido»
Quinndy Akeju
De por qué es necesario un feminismo descolonial es un libro que busca dar voz a otras realidades, que trae al frente a quienes siempre han estado atrás. En definitiva, un libro que recuerda y recalca la importancia de que el feminismo descolonial y la lucha antirracista no queden como luchas exclusivas de las personas racializadas, sino que sean una lucha en la que todas las personas estén comprometidas, sin abandonar a las sujetas que sufren en sus cuerpos esta violencia de forma más palpable. Quinndy Akeju lo definió: «Lo que no se nombra, no existe; y nombrar esto es poner palabras a lo que para nosotras siempre ha existido, nos ha oprimido y, quizá, como hemos formado parte del mecanismo, inconscientemente un pedacito de ese mecanismo también ha estado en nosotras para operar en nuestras dinámicas: en cómo nos percibimos, la antinegritud, el colorismo, etc.».