Será tal vez porque hoy es 24 de diciembre y son fechas para regalar o compartir con la gente que queremos, un poco del cariño, el afecto y el tiempo que tenemos. Y a pesar de que las personas que trabajamos en Ecuador-Etxea el lado más comunicativo, normalmente nos encontramos detrás de las cámaras y no llevando el protagonismo de los acontecimientos, hoy hacemos una excepción y tenemos el gusto de compartir con vosotras y vosotros la entrevista traducida al castellano que nos hicieron gentilmente nuestras compañeras de Bilboko Uriola para la Revista PREST!, la cual fue publicada el pasado 29 de noviembre y la podéis leer íntegramente en Euskera aquí.
Evelyn Morales (Cayambe, Ecuador, 1987) y David Buitrón (Quito, Ecuador, 1982) son miembros de Ecuador-Etxea. Desde 2008 están en el número 21 de la calle Ribera de Botica Vieja de Deusto. Trabajan en el ámbito de la interculturalidad, comunicación comunitaria y educación popular para la transformación social.
ENTREVISTA
¿Cómo y cuándo llegasteis a Euskal Herria?
Evelyn (E): Llegué hace 15 años a Donostia, en un proceso de reagrupación familiar. Primero vino mi padre y después vinimos mi madre, mis hermanos y yo.
David (D): A Bilbao en el año 2006, pero vivía en Murcia desde 1998. También vine por un proceso de reagrupación. El proceso migratorio lo inició mi hermano mayor, para ver cómo estaba la situación en España. Después vino mi padre y más tarde llegamos mi madre, mi hermano pequeño y yo.
¿Cómo y por qué se creó Ecuador-Etxea?
E: Se creó en Donostia en el año 2000. Ahí era dónde llegaba la mayor parte de la gente ecuatoriana y había una comunidad muy fuerte. Se creó un grupo de apoyo para dar asesoramiento, ayudar a encontrar trabajo y alojamiento a la gente que venía. Funcionaba como punto de encuentro y se trabajaba sobre todo desde el ámbito festivo, como cualquier asociación de personas migrantes.
¿Cuándo llegó Ecuador-Etxea a Deusto?
E: Entre 2006 y 2007 coincidieron muchos procesos de reagrupación de gente de Latinoamérica en Bilbao. En Deusto, por ejemplo, se fueron creando cuadrillas de amigos y muchos jóvenes empezamos a reunirnos en la plaza San Pedro. Los vecinos pensaban que éramos pandillas callejeras, desconfiaban. De ahí nació la delegación de Ecuador-Etxea en Bilbao, para dar respuesta a un grupo de jóvenes que nos reuníamos en parques.
¿Cuáles fueron los primeros proyectos?
E: Teníamos un equipo de fútbol (masculino y femenino) y participábamos en torneos organizados por colectivos latinoamericanos. Por aquel entonces todos los participantes éramos menores de edad. En 2007 conseguimos una subvención para fomentar el deporte entre los jóvenes latinoamericanos con la Diputación Foral de Bizkaia, que en aquel entonces ni siquiera tenía líneas de subvención en diversidad e inmigración. De ahí conseguimos alquilar este local en 2008. Hasta el 2011 estuvimos trabajando sobre todo desde la línea cultural, deportiva y gastronómica, y trabajábamos tímidamente la temática del racismo a través de talleres.
La crisis influenció en vuestra línea de trabajo.
E: Así es. Fue entonces cuando empezamos a darle una vuelta al proyecto. Empezamos a ceder nuestros recursos a otros colectivos que por la crisis se habían quedado sin fondos y sin espacio. Eso nos permitió conocer a mucha gente y abrir nuestra mirada para trabajar otros aspectos que nos atravesaban, no sólo como migrantes; sino como mujeres, jóvenes, trabajadoras…
¿Cómo surgió el proyecto comunicativo?
D: Fue totalmente circunstancial. Nosotros teníamos un local, una cámara de fotos y una página web. La crisis estaba pegando fuerte y muchos colectivos no tenían nada. Decidimos hacer lo mismo con el espacio virtual que con el físico: COMPARTIRLO. Empezamos a publicar gratuitamente en nuestra web las actividades de las organizaciones de personas migradas, abrimos un perfil en las redes sociales y después empezamos a salir a la calle con la cámara de fotos.
Habéis encontrado vuestro hueco en el ámbito audiovisual.
D: El espectro de la comunicación es amplísimo y hay hueco para todas. Nosotras queremos documentar la situación social de Bilbao, no la de los macro proyectos, y complementar la labor de otros colectivos y medios.
E: Al estar en la calle todos los días hemos conseguido el apoyo de la gente. Cuando nos ven saben que va a haber un buen registro de lo que está ocurriendo.
Hace un año renovasteis vuestra imagen y página web. ¿Qué queríais transmitir?
E: Queríamos una imagen que recogiera todo el trabajo que hacemos aquí y que tuviera algún elemento de simbología vasca. El diseño del logo lo hizo la ilustradora pamplonesa Myriam Cameros, basándose en la máscara del Aya Huma (quichua). Es un personaje relacionado con la festividad de Inti Raymi, la fiesta del sol. El Aya Huma es el encargado de que toda la comunidad participe en el proceso festivo, y lo relacionamos con nuestro trabajo en acompañar los procesos de organización y transformación social.
¿Cómo influenció la interacción con otros colectivos en vuestra manera de trabajar?
E: Fruto de esa interacción empezamos a trabajar otros temas. En el 2012, con el intento de la reforma de la ley del aborto de Gallardón, empezamos a apoyar a las compañeras del movimiento feminista con los recursos que teníamos. Todo eso nos ayudó a plantearnos la importancia que tenía incorporar la mirada feminista en nuestro trabajo. A partir de ahí empezamos a hacer un programa de actividades con la perspectiva feminista e interseccional.
¿Sobre qué ejes trabajáis en este momento?
E: Todas las actividades se agrupan en cuatro líneas: comunicación con mirada feminista y antirracista, autodefensa feminista, arte y feminismo, y euskera. Organizamos talleres, charlas y grupos de aprendizaje durante todo el año.
¿Cuál es la situación de las mujeres migrantes en el movimiento feminista?
E: La opresión para las mujeres migrantes es el doble, y están en una situación muy complicada. Si no tienes las necesidades básicas cubiertas, no tienes trabajo ni estabilidad, no tienes la nacionalidad… no tienes tiempo para acudir a una asamblea o participar en algún proyecto. Desde hace cinco años hemos visto que las mujeres migrantes se están incorporando en diferentes colectivos y están haciendo un esfuerzo enorme para estar ahí. No tenemos las mismas condiciones y oportunidades, y a veces nos acusan de no querer participar.
¿Cómo financiáis los proyectos de Ecuador-Etxea?
D: Hace dos años tocamos fondo económicamente. No teníamos ni para pagar la luz y tuvimos que pedir dinero a nuestras familias. Entonces empezamos a pedir apoyo a la gente que confía en nuestro trabajo. Últimamente nos están contratando para llevar el tema de la comunicación en varias ONGs, y nos está ayudando mucho.
¿Recibís subvenciones?
E: Dos al año, para proyectos concretos. Nos hemos planteado dejarlas, pero entonces no podríamos remunerar dignamente a las profesionales que vienen a dar las charlas y talleres.
D: El trabajo que hacemos diariamente se sostiene con media jornada durante seis meses, pero en realidad somos dos personas trabajando todo el año, y muchas veces sólo podemos descansar la tarde del domingo.
De cara al futuro, ¿cuáles son vuestros objetivos?
D: Nuestra aspiración no es crecer; sino seguir haciendo el trabajo que hacemos, pero no tan precariamente. Ojalá llegue el momento donde podamos ganar como para vivir.
E: Mejorar el trabajo que hacemos y darle más valor al trabajo que hacen los diferentes colectivos sociales en Bilbao. Ahora nos estamos formando en el campo audiovisual para adaptarnos a las nuevas formas comunicativas.
¿Qué relación tenéis con otros colectivos de Deusto?
D: Empezamos a interactuar con Bilbao antes que con nuestro propio barrio, y por eso ha sido una relación tardía. Mediante las redes sociales conocimos a Pare Deustuko Gazte Talde Feminista, a través de ellas nos acercamos al Deustuko Gazte Lokala, después coincidimos con Berbaizu Euskara Elkartea… Creo que hicimos el proceso al revés. Tendríamos que haber empezado por el barrio y avanzar hacia Bilbao.
¿Mantenéis relación con Ecuador?
E: Antes teníamos pequeños proyectos de cooperación internacional para fortalecer la participación política de las mujeres indígenas en la Sierra Norte. Seguimos manteniendo el contacto con ellas para mantenernos informadas de lo que ocurre allí.
¿Cómo está actualmente la situación en Ecuador?
E: Desde el acuerdo con el gobierno las protestas están calmadas, pero de todas maneras el gobierno sigue teniendo que responder ante el FMI (Fondo Monetario Internacional), que es quién le obligó a impulsar el decreto que detonó las protestas. Ecuador es un país muy endeudado y ha pedido préstamos al FMI. Tarde o temprano tendrán que hacer reformas económicas. Ahora el movimiento indígena, que es el que ha liderado la movilización social, ha presentado al gobierno un paquete de medidas alternativas que no afectan tanto a las clases populares. Lo que sí sabemos es que hay bastantes denuncias por parte de la fiscalía contra dirigentes del movimiento indígena por sabotaje y terrorismo.
Después despertaron las protestas en Chile, antes en Haití y Argentina, ahora Bolivia… ¿Cuál es la relación?
E: Las reformas planteadas en Ecuador o Chile han sido simplemente los detonantes de una situación que se lleva años fraguando. Hay noticias que aquí no llegan, pero en esos países llevaban tiempo protestando. También ha coincidido con el auge de la derecha en América (EEUU, Brasil…) y el pueblo está respondiendo ante eso.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación?
E: En Ecuador hay una red fuerte de comunicación comunitaria y popular, y a través de ella nos hemos mantenido informadas. No nos podemos fiar de los medios de comunicación privados ni estatales.
D: Hay que hacer un gran esfuerzo en buscar fuentes de confianza y clasificar la información, sobre todo en realidades tan lejanas.
E: Nos cuesta bastante hacer una crítica de lo que ocurre en Latinoamérica desde aquí. Muchas veces idealizamos a los líderes y olvidamos los procesos. En Ecuador ocurrió eso, hasta hace muy poco era muy complicado criticar a la Revolución Ciudadana y la gestión de Rafael Correa, que impulsó proyectos petroleros y mineros en territorios indígenas.
DE CERCA
Vuestro trabajo tiene mucho de militancia, ¿cómo lleváis ese aspecto?
E: Hacemos esto porque nos gusta y porque creemos que es necesario. El tema de la precariedad y de la delgada línea entre el trabajo y la militancia lo compartimos con muchos otros colectivos. También es cierto que nosotros podemos estar en esto porque tenemos la suerte de tener un colchón familiar que nos respalda.
D: Después de haber pasado por una situación tan grave de escasez económica, y después de trabajar tantos años de manera gratuita, nos preguntamos si la gente es consciente de lo que supone. No nos gusta estar contando a la gente nuestras penas, preferimos cambiar la situación con nuestro trabajo.
¿Qué otras aficiones tenéis?
D: Es la primera vez que me preguntan esto (risas). A mí me gusta jugar al fútbol, y muchas veces vamos juntos al monte para despejarnos y alejarnos del asfalto.