Por Laura Fontalba
Como cada lunes, los pensionistas y las pensionistas se han concentrado ante el ayuntamiento de Bilbao. Esta vez, con motivo del 25N, para señalar y denunciar las múltiples violencias que las mujeres sufren y de las que no están exentas las mujeres mayores. “El sistema patriarcal en el que vivimos (…) propicia un sistema de valores que impregna todos los ámbitos de la vida y se plasma en actos de discriminación y violencia de diversos tipos”, han advertido.
El miedo a hablar o denunciar ha hecho que las mujeres mayores y pensionistas sufran, desde hace muchos años, violencia que merma la autoestima, la salud y la calidad de vida. Esta violencia puede darse en múltiples formas: maltrato psicológico (humillación, falta de credibilidad, vejaciones, control económico, abandono, aislamiento, etc.) o maltrato físico (palizas, medicación continuada, abusos sexuales, asesinato).
Además de darse en forma de violencia económica, por falta de ingresos propios o escasez de recursos. De hecho, en Euskal Herria, muchas mujeres reciben pensiones no contributivas de 400€. Hay 63.000 viudas cobrando menos de 1080€ y, de ellas, una cuarta parte, menos de 700€.
Para colmo, las pensionistas denuncian que, dentro de la Reforma de Pensiones, no existe ningún apartado que plantee “medidas efectivas para erradicar la brecha de género en salarios y pensiones”.
Por todas estas razones, animan a las mujeres mayores y pensionistas a sumarse a las manifestaciones del 25N; pero también a los hombres mayores y pensionistas, a fin de crear una sociedad “donde mujeres y hombres podamos convivir en igualdad y libertad”.