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Herramientas cotidianas para despatriarcalizarnos

Maitena Monroy presenta su libro: “Autodefensa Feminista. Más allá de aprender a decir no”. Una aportación teórica y práctica para erradicar la violencia de nuestras vidas y cuerpos.

2023-10-18T13:26:58+02:0018 octubre 2023|Autodefensa feminista|Comentarios desactivados en Herramientas cotidianas para despatriarcalizarnos

Por Laura Fontalba

“Mucha gente se va a quedar en shock, porque le va a cambiar la idea de lo que entendía por autodefensa feminista”. Así presentaba Maitena Monroy su nuevo libro: “Autodefensa Feminista. Más allá de aprender a decir no”, una aportación teórica y práctica a la autodefensa feminista. Maitena, activista feminista desde sus 13 años de edad, se convirtió en una de las mayores referentes en autodefensa feminista en España y Latinoamérica. Con más de tres mil talleres impartidos, trabaja para erradicar la violencia sexista, también en la Unidad de Suelo Pélvico de la OSI de Bilbao – Basurto, donde coordina un proyecto sobre malestares de género y sobre cómo impacta la desigualdad en la salud de las mujeres.

Durante décadas, el sistema se ha encargado de construir una narrativa en torno a la autodefensa feminista reducida a que la violencia contra las mujeres sólo implica violencia física y, por lo tanto, sólo requiere de respuestas físicas, como herramientas de defensa personal. Sin embargo, en su libro, Maitena nos presenta la autodefensa feminista como una herramienta política de sensibilización y, después, de actuación. Un proceso mediante el que encarar la primera violencia que sufrimos las mujeres, la violencia simbólica con un elemento clave: el terror sexual. Socialmente, se construye la idea de la indefensión radical e incapacidad de defensa. “Tenemos todo un aprendizaje de indefensión y de terror sexual, que es para el control de las mujeres. Eso es lo primero que tenemos que desaprender, porque, si no, es muy difícil ponerte en una posición en la que te sientas con seguridad para actuar”, explicaba Maitena. Este aprendizaje se une a la socialización de género, que lleva a las mujeres a buscar el bienestar ajeno sobre el propio, una construcción patriarcal que, de no identificarla, imposibilitará que se ejerza la legítima defensa. “Ya lo digo en el libro: capacidad no es autoridad. Puedes tener capacidad para defenderte, pero no creerte con autoridad para hacerlo, porque nos lo ha quitado el patriarcado. Tenemos que recuperar esa autoridad de ver nuestras propias capacidades y decidir sobre nuestra sexualidad, nuestro cuerpo y sobre lo que queremos hacer en esta vida”, advertía.

El primer paso es despatriarcalizarnos. “Para mí es inviable poder defenderte de la violencia machista sin defenderte del patriarcado”, aseguraba. Es por ello que, en su libro, se puede encontrar una gran parte de teoría feminista de la que pueden nutrirse todo tipo de personas, con pequeñas recomendaciones para identificar el machismo de lo cotidiano y saber cómo actuar ante este. Lo más importante será aprender que el primer paso es identificar hasta qué punto toda la normatividad de género está presente en nosotras, identificar cuántos prejuicios, estereotipos, roles o normatividad hay en nuestro día a día. “Es más difícil desaprender que aprender. Para poder empezar cualquier proceso de empoderamiento feminista tenemos que saber de qué estamos desempoderadas, y, a partir de ahí, hacer un camino con una toma de conciencia que no acepte el lugar asignado por el patriarcado, sino que lo cuestione”, explicaba Maitena.

Afortunadamente, hay una forma de evitar la necesidad de desaprender: aprendiendo igualdad y valores no sexistas, y rompiendo con los estereotipos y los prejuicios desde la infancia. “Se dice mucho: «No les vamos explicar a los niños y a las niñas el feminismo, porque es una manera de quitarles la felicidad», y yo pienso: «Es que, si no les explicamos feminismo, les vamos a explicar patriarcado». Esto es así”, lamentaba Maitena. Aunque reconoce que esta labor de “despatriarcalización” desde la infancia es cada vez más complicada. Antiguamente, la mayoría de aprendizajes se creaban en el entorno educativo, afectivo familiar o de ocio; actualmente, los procesos de socialización ya no están limitados al contexto familiar, educativo o “del barrio”, sino que, ahora, el acceso que tienen los niños y las niñas a la información que hay en redes sociales forma parte de su información patriarcal. Por eso es fundamental educar desde el feminismo, para que, desde la infancia, puedan empezar a identificar ciertos aspectos.

No obstante, para poder educar en feminismo es necesario contar con adultos que tengan una formación feminista; y, por desgracia, la falta de teorización respecto a la autodefensa feminista complica mucho dicha formación. “Hay una gran parte de la población que tiene el deseo de educar en igualdad, pero no sabe cómo hacerlo y piensa que simplemente teniendo la experiencia de vida ya vale”, explicaba Maitena. Es justo en ese punto en el que radica la importancia de este libro. Primero, nos impregna de teoría feminista y, a partir de ahí, nos enseña a identificar la violencia y el machismo cotidiano, para poder hacer un trabajo activo y práctico de “aterrizar” toda la teoría en nuestro día a día y en el del resto. Una idea que, lejos de la individualidad que puede acarrear la “autodefensa”, nos recuerda la importancia de trabajar en colectivo y basándonos en la ética del cuidado: “Debemos poner el cuidado en el centro porque es lo que permite la vida, y esto tiene más que ver con el cuidado colectivo que con el cuidado en lo personal”. Para Maitena es imprescindible romper con la idea de la individualización y repensar el modelo y el propio concepto de cuidado, porque no es simplemente “cuidarnos cuando estamos en situaciones de vulnerabilidad”, sino que existe todo un contexto y un sistema patriarcal que hay que combatir en colectividad.

En definitiva, “Autodefensa Feminista. Más allá de aprender a decir no” recoge toda una amalgama de teoría y práctica para erradicar la violencia de nuestras vidas y cuerpos. Sin reducirlo a lo físico o a lo individual, ayuda a distinguir, señalar y combatir en colectivo los aspectos del sistema patriarcal. Recursos, test, indicadores de reconocimiento y ejercicios de empoderamiento feminista serán parte del aprendizaje y la adquisición de herramientas cotidianas con las que poder despatriarcalizarnos. “Tuve que reducir doscientas páginas del libro porque había escrito 500 y la editorial me dijo: «Esto da para un libro de historia»”, contaba entre risas Maitena Monroy, quien aseguraba que “son tantos los elementos que influyen en el proceso de patriarcalizarnos que hay que tirar de muchos hilos para poder identificarlo y ampliar cada vez más la maleta de recursos con la que sentirnos seguras y acompañadas en ese proceso”.

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