Comunicado: Los crímenes de Turquía no han tenido descanso desde que comenzó el verano en prácticamente ninguno de los rincones de Kurdistán.
La invasión turca de la Región Autónoma del Kurdistán de Haftanin ha dado pie a bombardeos aéreos que han acabado con la vida no solo de combatientes del PKK, sino también de civiles de la zona.
En su propio territorio, el estado turco ha seguido destituyendo alcaldes y alcaldesas kurdas elegidas democráticamente para colocar a sus propios testaferros y esta represión la ha completado últimamente con la detención de decenas de militantes del movimiento de mujeres.
De hecho, las mujeres están en el punto de mira del Estado Turco, como demuestra el asesinato selectivo de 3 dirigentes de la Autoadministración del Norte y Este de Siria, una de ellas ex-alcaldesa de Kobane, en un bombardeo con dron el 23 de junio.
A estos crímenes hay que sumar los bombardeos sobre el campo de refugiados de Makmour y de Sinjar, la zona a la que el pueblo yazidí aún está regresando después del genocidio que provocó el Estado Islámico en 2014.
Frente a todos estos desmanes, la comunidad internacional sigue mirando hacia otro lado y apenas levanta la voz para denunciar cuestiones meramente simbólicas, como la conversión del Museo de Santa Sofía en una mezquita.
En lo que se refiere a la ecología y el patrimonio cultural, el Estado Turco inunda un complejo arqueológico de 12.000 años de antigüedad en Hasankayef además de privar de ese mismo agua a más de medio millón de personas en la provincia siria de Hasakar.
El silencio occidental es una muestra de complicidad con el intento de Recep Tayip Erdogan de revivir su particular imperio otomano a costa de los pueblos que habitan Mesopotamia.
Ante estos hechos, dignos de los peores regímenes de terror, desde el movimiento internacionalista y las organizaciones solidarias con el pueblo kurdo y con los pueblos en resistencia, levantamos nuestra voz para exigir el fin de la guerra contra los pueblos de Kurdistán. Seguiremos realizando campañas de información y señalando no solo a los perpetradores de este etnocidio humano, político y cultural, sino a sus colaboradores entre los que se encuentran la UE, con su beneficioso negocio de venta de armas al estado turco. Fuera imperialismos de Kurdistán. Los pueblos de Kurdistán organizados bajo el paradigma del confederalismo democrático seguirán resistiendo al fascismo y al imperialismo.
¡Viva la resistencia del pueblo kurdo!
