Por Pacto Histórico-País Vasco
Hoy hace exactamente un año el pueblo colombiano salió masivamente a las calles respondiendo a la llamada de paro nacional por la paz, la vida y la democracia y contra la reforma tributaría que pretendía llevar a cabo el gobierno de Iván Duque.
No era ni mucho menos la primera jornada de paro o movilización que denunciaba que las políticas neoliberales del gobierno de Iván Duque precarizaban cada vez más las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora y el pueblo Colombiano. Tampoco era la primera movilización o paro que denunciaba las amenazas y los asesinatos de líderes y lideresas sociales, campesinos, dirigentes sindicales, mujeres, los montajes judiciales, así como la negativa del Gobierno Colombiano de apostar por el proceso de paz, negándose a implementar los acuerdos de paz de La Habana.
Durante el Paro Nacional de 2021, Colombia fue testigo de manifestaciones multitudinarias en todo el país. Las protestas visibilizaron las reivindicaciones históricas de las poblaciones marginadas hacia el Estado colombiano, que no ha garantizado los derechos económicos y sociales básicos como la educación y la salud. Así como tampoco el libre ejercicio a la oposición política en el país.
En vez de escuchar las demandas de las miles de personas que se manifestaban, el gobierno de Iván Duque respondió con una brutal represión violenta para desalentar las manifestaciones pacíficas y, en última instancia, castigar a quienes pedían cambios en el país.
Varias organizaciones defensoras de derechos humanos tanto nacionales como internacionales, constataron que las fuerzas de seguridad cometieron acciones completamente desproporcionadas y represivas desde el 28 de abril hasta el 20 de octubre de 2021, violando los derechos humanos de las personas manifestantes. Solo en Cali, donde se vivió la mayor brutalidad policial, la noche del 3 de mayo, al menos tres personas fueron asesinadas, cientos resultaron heridas y muchas fueron objeto de detención arbitraria y desaparición. Es fundamental destacar que las principales víctimas de estas vulneraciones de derechos humanos fueron personas jóvenes.
Durante este periodo fueron asesinadas alrededor de 90 personas, hubo más de 900 heridos, 110 mutilaciones oculares, más de 100 casos de violencia sexual hacia mujeres y colectivo LGTBI, más de 600 personas desaparecidas, agresiones a unos 300 periodistas que documentaban lo ocurrido al mundo y a 350 activistas de derechos humanos, además de 2.000 episodios de brutal violencia policial.
Derechos universales como el derecho a una vida y un trabajo digno, el derecho al ejercicio de la huelga y a la actividad política, sindical y social, los derechos de las mujeres, el derecho a la emancipación juvenil, el derecho a la protesta social y los derechos humanos más elementales, son vulnerados día a día en Colombia y esto tiene que acabar.
Para ello tenemos una oportunidad única en el país, apoyar al Pacto Histórico, esa juntanza de más de 20 organizaciones sociales y políticas, que ha devuelto la esperanza y la ilusión al pueblo colombiano.
Es por ello por lo que hoy, aquí, desde el País Vasco, desde Bilbao, animamos a la colombianidad en el exterior a apostar por una nueva era de progreso, igualdad, justicia social y paz para el país. Gustavo Petro como Presidente y Francia Márquez como Vicepresidenta, serán el motor de la transformación social en el país.
