Por Laura Fontalba
El pasado sábado, convocada por Orgullo Loco Radikal Estatal, una multitud recorrió las calles de Bilbao para visibilizar y denunciar la vulneración de derechos humanos en el sistema de salud mental, y reivindicar que se ponga fin a las violencias psiquiátricas. «¡Ni pastillas, ni correas!», exclamaban.
Por medio de un documento público, remarcaron 31 reivindicaciones para poner fin a los ingresos forzosos y denunciar los malos tratos que soportan los pacientes de Psiquiatría. En esta línea, recordaron que, aún a día de hoy, se hace uso de electroshocks (TEC), siendo la Comunidad Autónoma Vasca la que tiene la tasa más alta por habitante del Estado; contenciones mecánicas, que se dan también en residencias de mayores, CIEs, centros de menores y cárceles; o que se abusa de drogas psiquiátricas.
Asimismo, recordaron que, en el 85% de los casos, las personas psiquiatrizadas se encuentran en situación de desempleo, lo que les obliga a depender de familiares y empeora su situación. Es por eso que demandaron una redistribución de la riqueza y que se cubran las necesidades materiales de todas las personas: vivienda, comida, salud, cultura, entre otras, para que no sean motivo de sufrimiento psíquico.
Por todo ello, demandaron «justicia y reparación» para todas las personas supervivientes de psiquiatría y exigieron la total despatologización de las identidades sexo/género (en personas intersex, trans o cis); así como la posibilidad de eliminar el historial psiquiátrico, para evitar antecedentes que, además, pueden implicar que se les condene a la «cronicidad».
En definitiva, exigieron el derecho a «decidir sobre su propia vida y sus convicciones», abolir la terapia, la industria farmacéutica y, en general, la Psiquiatría; y que, en su lugar, broten los grupos y redes de apoyo mutuo. «Que el sufrimiento no se trate como una enfermedad.( …) ¡Menos terapia y más condiciones de vida dignas!», manifestaron.