Por Laura Fontalba
Stop Tala, un movimiento vecinal para detener la tala de 128 olmos de medio siglo en Deusto, recorrió ayer el barrio para denunciar ni el Ayuntamiento ni los responsables del proyecto de urbanización que conlleva la tala de olmos de Lehendakari Aguirre están atendiendo sus reivindicaciones.
El movimiento explicó que la tala de árboles no está justificada y que, en un momento evidente de crisis climática, los ayuntamientos están tomando medidas «desafortunadas» en lo que a medio ambiente, sostenibilidad y salud pública se refiere.
Hasta el momento, el Ayuntamiento justificaba la tala asegurando que los árboles «estaban enfermos». No obstante, desde Stop Tala demostraron que dichas afirmaciones eran falsas: «Nos han confirmado especialistas en la materia, una profesional de la biología a la que consultamos o varios operarios de las obras, que no estaban todos enfermos, que quizás habría algún ejemplar tocado, pero que eran minoría».
Es por ello que, desde el movimiento, no comprenden dónde reside la necesidad de cambiar los árboles que hasta ahora tenían —con medio siglo a sus espaldas y una altura considerable, lo que conlleva mejores beneficios—, por otros de menor tamaño. «No va a ser lo mismo nuestra calle sin estos árboles frondosos que nos ayudan a paliar el calor en verano, cobijo de animales y ayudan a la absorción de CO2«, advirtieron. De hecho, desde el movimiento explicaron los innumerables e incalculables beneficios de este tipo de árboles: mejoran la calidad del aire, aportan vapor de agua, regulan la temperatura, suavizan el efecto isla de calor (protegen contra las olas de calor), filtran la contaminación urbana, mejoran la capacidad de filtración del suelo, mejoran la eficiencia energética de los edificios que tienen alrededor, absorben ruido, ofrecen cobijo, embellecen las calles e, incluso, mejoran la salud mental y el ánimo.
Por todo ello, desde Stop Tala han exigido al Ayuntamiento la detención inmediata de la tala de olmos; una compensación para el barrio por los olmos talados hasta el momento; replantear y modificar los planes urbanísticos de la ciudad para que sea obligatorio conservar los árboles que ya están y apostar por un arbolado autóctono, para que se adapte al clima, al suelo y a las características de la zona. Asimismo, han exigido a las Diputaciones y al Gobierno Vasco, que se establezca una ley que prohíba la tala indiscriminada y las podas destructivas que acaban enfermando los árboles. «Queremos que se proteja y se cuide al arbolado que ya se encuentra en la ciudad; y que se apueste por una jardinería regenerativa que de verdad fomente los espacios verdes», sentenciaron.
