Por Laura Fontalba
Desde el día 1 y hasta el 16 de abril, el pintor Miguel Clavería Amaya conmemora 50 años de arte gitano vasco con una exposición de cuadros en el centro cívico de Otxarkoaga. La Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi (AMUGE) le acompaña en esta exposición: Dombipen kaló (“arte gitano” en lengua romaní).
Miguel Clavería Amaya (Arrasate, 1943), a través de sus cuadros, no desde una mirada romántica sino desde la crítica, representa las vivencias del pueblo gitano. Desde la primera persona, plasma en los cuadros lo que siente. Paisajes por los que ha pasado, escenas de carromatos en el bosque, mujeres lavando la ropa en el río, pedidas de mano o la evangelización del pueblo gitano son algunas de las representaciones que pueden verse en sus obras. Él mismo considera que nadie ha pintado la vida del pueblo gitano como él la traslada: mostrando lo que ha vivido y también sufrido desde su vivencia más personal como resultado de la «persecución racista»: «Parábamos tres días, llegaba la Guardia Civil acusándonos de robar, y nos echaban», cuenta.
«Clavería Amaya se inició con su familia en oficios artesanales como la cestería, y buscó en la venta ambulante y de chatarra el sustento para mantener a sus nueve hijas e hijos. Su vida en Otxarkoaga tomó un rumbo inesperado en los años setenta, cuando empezó a dibujar de forma autodidacta», han explicado desde AMUGE. Gracias a su hermano Pedro Antonio Clavería, que ejerció de representante para vender cuadros y darse a conocer en el mundo artístico de la época; y al maestro pintor José Luis de Aldecoa Echevarría, quien le ayudó a perfeccionar su técnica y ejerció de su padrino, Clavería Amaya despegó en el mundo del óleo. En su primera década, logró exponer su obra en una docena de exposiciones: Euskadi, Navarra, Cantabria, y Castilla y León.
Tal y como han explicado desde AMUGE, su éxito y su trabajo le llevaron a conseguir una beca para estudiar en Roma, pero tuvo que declinar esta opción para cuidar de su familia. Durante su vida, ha combinado el arte con el trabajo. En los años 80, un cáncer hizo que tuviese que detener su carrera. Tras enfrentarse a una traqueotomía, en el año 2007, pudo volver a poder exponer su obra, en Donostia, junto a una asociación gitana. Oportunidad que le dio ánimos para volver a introducirse en la pintura.
Con esta exposición Dombipen kaló, que está subvencionada por el Gobierno Vasco y enmarcada en la conmemoración del 8 de abril, Día del Pueblo Gitano, Clavería Amaya pretende recordar la importancia de seguir visibilizando toda las dificultades que aún atraviesa el pueblo gitano, por ejemplo, a la hora de acceder al sistema, a una educación que continúa segregada, o a la propia vida. Por medio del arte, lleva 50 años visibilizando la historia de su pueblo en una colección en la que están igualmente presentes su amor por la cultura gitana y la cultura vasca.
