Nota de prensa: La situación generada por la pandemia ha dejado en la estocada a miles y miles de trabajadoras. Si la precariedad era una realidad muy extendida antes del COVID19, ahora se ha convertido en el pan de cada día de la mayoría de la clase trabajadora. Esa precariedad se pone de manifiesto de numerosas formas: contratos parciales, salarios de miseria, inestabilidad laboral, riesgo para la salud laboral… Una de las realidades más sangrantes es la de los falsos autónomos, fenómeno que afecta a cada vez más sectores nuestra sociedad.
Este hecho no es nuevo en nuestro contexto. Las empresas han utilizado y siguen utilizando la externalización de las trabajadoras como estrategia para no asumir la responsabilidad sobre las personas empleadas, así como para profundizar en la precariedad de las mismas. Ese es el caso que denunciamos hoy aquí, el caso de Carlos Martin López, falso autónomo contratado por Mahou-San Miguel. Carlos se enfrenta a un juicio que se tenía que haber celebrado en marzo y que finalmente se ha retrasado hasta el 2 de octubre.
Sin embargo, han sido numerosos los casos que hemos conocido en los últimos años en Bilbao:
El caso de los técnicos autónomos y subcontratados por Movistar fue paradigmático y ejemplar en cuanto a respuesta popular. Mediante una huelga indefinida en 2015 que fue apoyada masivamente y la iniciativa de Correscales en 2016, demostraron que era posible organizarse y luchar conjuntamente.
Por otro lado, tenemos que mencionar la lucha llevada a cabo por las trabajadoras de las plataformas digitales de reparto de comida a domicilio como Glovo y Deliveroo. En este caso, el fenómeno de los falsos autónomos ha sido conjugado con la utilización de las nuevas tecnologías para profundizar aún más en el control y la precariedad. Mediante la organización conjunta, las huelgas, la coordinación internacional y la presión ejercida sobre las empresas se han logrado ganar numerosos juicios donde se ha demostrado la relación laboral. No solo eso, sino que también está encima de la mesa la posibilidad de una ley que regule la situación de las trabajadoras de plataformas digitales.
Hay otros muchos sectores donde este fraude también se ha demostrado: empezando por las cárnicas de Catalunya, pasando por empresas de nuevo tipo como Amazon. En definitiva, es un modelo diseñado expresamente para empobrecer a la clase trabajadora y engordar los bolsillos de unos pocos.
Estos ejemplos demuestran que es importante transitar de defender lo personal a defender lo colectivo. Es posible y es necesario. Por eso queremos mostrar nuestra solidaridad y apoyo a Carlos y en general, a todas las personas que se puedan encontrar en su misma situación.
