Hoy 24 de mayo, Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el desarme, el colectivo antimilitarista y feminista “Armiarma” sale de nuevo a las calles de Euskal Herria, en concreto, a los pies de la escultura de la araña “mamá” de la artista francesa-americana Louise Bourgeois ubicada junto al museo Guggenheim de Bilbao, para conmemorar las diversas luchas y logros de las mujeres contra la guerra y poner de nuevo el foco en la implicación y complicidad que como sociedad tenemos en la creación y mantenimiento de los conflictos armados.
COMUNICADO
Denunciamos que el sistema capitalista, heteropatriarcal, racista y colonialista provoca conflictos armados para el expolio de recursos y el control de territorios estratégicos.
Denunciamos el papel depredador de las empresas transnacionales: arrasando pueblos enteros, exterminando a la población civil y criminalizando a quienes la defienden.
Exigimos el fin de las guerras y del expolio a otros pueblos de sus recursos para nuestro caprichoso buen vivir.
Denunciamos la presencia de la industria armamentística en nuestro territorio. Empresas como SENER, ITP, SAPA y AERNNOVA y sus señores de la guerra obtienen grandes beneficios del negocio de la muerte con la complicidad y el reconocimiento de las instituciones, el gobierno, la universidad y centros de formación profesional, las entidades financieras y los partidos políticos.
Exigimos la reconversión de la industria militar vasca en producción para el uso civil, atendiendo a criterios éticos, sostenibles y solidarios.
Denunciamos la invisibilidad de las mujeres, y el papel de víctimas al que somos continuamente relegadas en los contextos de conflicto.
Exigimos el fin de la impunidad de toda violencia ejercida contra las mujeres y las niñas en situaciones de conflicto.
Exigimos acceso a espacios de participación en los procesos de paz y la inclusión en las agendas negociadoras de la perspectiva de género.
Denunciamos que las mujeres y niñas que se ven obligadas a salir de sus lugares de origen para sobrevivir, se enfrentan a tránsitos especialmente peligrosos, ya que se ven expuestas a las relaciones de poder, dominación y abuso sexual por parte de otras personas en tránsito, por las fuerzas de seguridad y el control fronterizo y por las redes de trata de personas.
Exigimos vías seguras y una acogida real para quienes llegan a nuestras tierras, con políticas que garanticen una integración real a todos los niveles.
Continuaremos luchando no solo para que se acaben las guerras, sino para construir, desde la noviolencia, alternativas para una vida que merezca la pena ser vivida. Más allá del papel de meras espectadoras, queremos ser protagonistas de ese cambio, sin guerras que nos maten, ni paz que nos oprima.
