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//Multa de 300 euros y un pésimo ejemplo de racismo para un equipo de fútbol juvenil en Arrigorriaga

Multa de 300 euros y un pésimo ejemplo de racismo para un equipo de fútbol juvenil en Arrigorriaga

La Federación sancionó y descontó 3 puntos a un equipo de fútbol tras abandonar un partido en solidaridad con un jugador al que el árbitro no quiso dejar jugar con patka.

2023-01-29T12:26:26+01:0029 enero 2023|Arrigorriaga|Comentarios desactivados en Multa de 300 euros y un pésimo ejemplo de racismo para un equipo de fútbol juvenil en Arrigorriaga

Por Laura Fontalba

El pasado sábado 21 de enero, durante un partido de fútbol en el campo de Arrigorriaga (Padura), jugadores, entrenadores y asistentes del lugar presenciaron cómo el árbitro amonestó a uno de los jugadores por usar patka durante el partido.

Según ha explicado el entrenador del jugador amonestado, el árbitro del encuentro, que fue asigando por la Federación, detuvo el partido en el minuto dos de la segunda parte del juego para dirigirse a uno de los jugadores y pedirle que se quitara el “gorro” que llevaba puesto, bajo la argumentación de que “está prohibido jugar con gorro”. Aunque, en realidad, se trataba de un patka. Una versión más pequeña del turbante, que suelen utilizar niños y deportistas que siguen el sijismo. Una religión originada a finales del siglo XV. 

Ante la negativa del árbitro a que el partido continuase si el joven no se quitaba el “gorro”, el resto del equipo decidió intervenir en la conversación. Explicaron al árbitro que este jugador hacía uso habitual del patka en su día a día y que, en los últimos cuatro años jugados –siendo este su segundo año en fútbol federado– nunca había supuesto un problema.  A pesar de ello, el árbitro se acogió a la cuarta regla de la IFAB – International Football Association Board (Reglas de Juego 22/23), por la que, según él, “se prohíbe el uso de gorros en el campo”. Sin embargo, su justificación era totalmente errónea.

El entrenador y los jugadores, tras hablar con el equipo rival y los padres presentes, y al ver que el árbitro no iba a entrar en razón, decidieron abandonar el campo de juego en solidaridad con el joven. Y, el lunes pasado, 23 de enero, interpusieron una reclamación conjunta con el Padura a la Federación Vasca de Fútbol para explicar su motivo de abandono del partido.

La famosa regla a la que este árbitro se acogía trata sobre el equipamiento de los jugadores. En ella, se plantean los puntos de seguridad, equipamiento obligatorio, colores, otro tipo de equipamientos (protectores de cabeza, comunicación electrónica, etc.); eslóganes, mensajes, imágenes y publicidad, e infracciones y sanciones.

El árbitro alegaba que en esta cuarta regla se prohibía explícitamente “jugar con gorro”, sin embargo, no es verdad. “Se permite equipamiento protector no peligroso, como por ejemplo protectores de cabeza, máscaras faciales, rodilleras y coderas fabricados con materiales blandos, ligeros y acolchados”, recoge esta regla. Si consideramos el patka como un protector de cabeza –puesto que la regla no dice nada sobre gorros–, la única normativa implica que este sea de color negro o del color principal de la camiseta, pero sin estar unido a ella; que quede en consonancia con el uniforme y que no suponga ningún riesgo para el resto de jugadores –por ejemplo, por tener cierres o protuberancias–. Además, la regla estipula que el árbitro debe inspeccionar a los jugadores antes de que estos entren en el terreno de juego y, en caso de que ocurra alguna infracción durante el juego, solicitar que quien comete la infracción salga del campo en la próxima detención del partido.

Este jugador llegó al terreno de juego con su patka puesto, pues lo usa todo el tiempo. Sin embargo, el árbitro no llamó su atención hasta que comenzó el segundo tiempo. Es comprensible que el árbitro pudiese desconocer los motivos de usar patka e incluso confundirlo con un “gorro”, pero una vez explicadas las razones de su uso y su importancia para el joven, ¿qué daño hacía que este adolescente jugase con ello puesto? El árbitro se acogía a una “regla” que él mismo inventó, pero, incluso si esta regla hubiese sido cierta, el patka no es un gorro. Algo que el árbitro ni se molestó en meditar.

Es de aplaudir la decisión del entrenador y del resto de jugadores, que, en apoyo al joven y en denuncia al suceso, abandonaron el partido a pesar de las consecuencias que esto pudiese acarrear. Y, de hecho, así ha sido. Tras la reclamación puesta por el equipo ante la Federación, en la que explicaban los motivos para abandonar el partido; la Federación ha decidido: “Multar, dar el partido con el resultado 3-0 y descontar 3 puntos de su clasificación por retirada del terreno de juego”.

Las Reglas del Juego 22/23 (IFAB) citan nada más comenzar: “El fútbol debe seguir siendo un deporte atractivo, entretenido y ameno para jugadores, equipos arbitrales y entrenadores, así como para espectadores, aficionados y administradores, independientemente de su edad, género, raza, religión, cultura, grupo étnico, orientación sexual o grado de discapacidad”, y continúa: “Cada cambio propuesto se debe analizar en función de los siguientes aspectos: justicia y deportividad, integridad, respeto, seguridad, el disfrute de los participantes y espectadores”.

Sin embargo, ante una situación que, a mi parecer, nace desde el completo desconocimiento y, acto seguido, desde un racismo interiorizado que no deja al árbitro empatizar con las creencias de este jugador, la Federación decidió sancionarles con una multa de 300€. ¿Es esta la justicia y respeto que defienden sus reglas?, ¿de verdad creen respetar a todo jugador independientemente de su raza, religión, cultura o grupo étnico?

El suceso no se arregla con una multa, el abandono del terreno de juego tras presenciar una actitud racista debería aplaudirse, no condenarse. El árbitro demostró su incapacidad para ejercer su labor desde el respeto y la inclusión. La Federación, con su decisión, es cómplice de ese racismo. Lo que ocurrió el sábado no merece una multa, merece una investigación contra ese árbitro que decidió que su persona y su “poder” sobre las “reglas del juego” valía más que el respeto hacia un adolescente. El fútbol comenzará a ser un deporte “atractivo, entretenido y ameno” para los jugadores y asistentes, cuando la diversidad deje de ser una barrera.

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